Km 616

(De vez en cuando, en algún punto de nuestra dirección vital, hemos tenido o tendremos que detenernos para revisar, reflexionar e ir vaciándonos)

Federico Valsllena se encontraba medio tumbado en una butaca de su apartamento, mientras comprobaba algo en su agenda de teléfonos. Era cuñado de Rafael, Ministro de Cultura. Estaba soltero, era empresario de la construcción, y propietario de viviendas.
Además formaba parte de la junta directiva de un importante club de fútbol, con muchas posibilidades de lograr triunfos.

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Mientras Federico se preparaba para desplazarse al estadio y asistir a un partido, sonó el teléfono… Al otro lado de los cables… Rafael, el cuñado Ministro, … se sucedió una conversación…

Al parecer habían quedado para comer juntos, en un restaurante céntrico de la ciudad; y alrededor de una mesa, el Ministro explicó lo sucedido en el restaurante del km 616.

Federico sufría una pauta o problema que afloraba en su modo de ser, en su manera de actuar, en su conducta para con los demás… Su pasado había sido traumático y problemático a causa de las drogas, el alcohol, la delincuencia, y los trastornos alimentarios que ello conlleva… Todo esto lo arrastró a un abismo. En este proceso de derrumbe personal fue recogido, auxiliado, amparado por una organización vinculada a una organización religiosa, esto le permitió realizar un profundo cambio en su persona, tan profundo e intenso que de necesidad se pasó de rosca, se convirtió en el extremo opuesto de lo que era antes, si antes fue una Víctima ahora había ido al otro extremo, es decir, un Perseguidor y Salvador, tanto de puertas adentro, como afuera.
Sufría una especie de complejo, creía ser una especie de Iluminado que vivía en una burbuja -como a esas personas que cambian cuando el éxito se les sube a la cabeza- llena de Ideales, Pensamientos, Convicciones. Que tenían que ser reafirmadas a diario. Y en ese reafirmar había de alguna manera una cerrazón. Cuantas más discrepancias con los demás, (él buscaba la manera de crearlas) más se reafirmaba a sí mismo, más se encerraba en sí mismo. Era una persona a quien le resultaba muy fácil opinar sobre algo sin que se lo pidieran. Era un hombre que necesitaba sentirse diferente, se aislaba a través de esas personas que jugaban a su mismo juego, fomentando así una especie de grupo. Se había transformado en un Individúo Prepotente, Arrogante, Soberbio, que era lo que transmitía. Lo peor de esto era que él no lo veía en sí mismo ,su creencia en esa fuerza que le daban sus ideas y creencias eran su debilidad, y lo proyectaba en los demás, que según él, eran los que estaban desperdiciando sus vidas.
Siempre que se relacionaba fuera o dentro de su entorno, trataba de estar por encima de las circunstancias, practicaba una vanidad camuflada, en la que parecía estar a salvo y libre de algo, mantenerse en sus ideales, de los que además iba haciendo como una especie de proselitismo o propaganda, le daban ese aire chulesco de estar por encima de los demás.
Poseía una gran cultura, y capacidad verbal que cuando se sentía acorralado, cuestionado, impotente, e incluso eufórico, utilizaba en forma de frases muy elaboradas y supercomplejas. En el interior de sus círculos sociales buscaba crear una situación propicia para contar alguna anécdota con la que hacerse ver. Sus ideas y convicciones eran incuestionables, como si fuesen una mercancía u objeto a proteger. Y todo esto lo iba encerrando más y más en su mundo.

El Ministro de Cultura sabia que en ocasiones había que poner límites a Federico para no estimular o dar juego a esa personalidad tan egocentrada y sofisticada.
Al acabar de explicar lo acontecido en el km 616 Federico empezó a hacer uso del conocimiento acumulado, que era de donde venían la mayoría de sus respuestas predeterminadas.
Apenas hubo terminado Rafael, su cuñado empezó a hacer comentarios que daban a entender las primeras opiniones personales sobre ese suceso del misterioso restaurante. Empezó a descalificar a los dueños del local, empezó a insinuar que aquel lugar estaba poseído por algo extraño y maléfico…Incluso empezó a culpabilizarlo o hacerlo sentir culpable por haber ido a ese sitio. Si a Federico se le escuchaba muy atentamente, se podía ver que era un exitoso y convencido fabricante y vendedor de miedos y temores. Posiblemente lo mismo que a él le hicieron en su complicado pasado…

Luego empezó a hacer preguntas con segundas intenciones a Rafael, buscando de alguna manera que se contradijera para así poder contrariar, criticar, desacreditar al ministro. Sus comentarios podían esconder muy fácilmente mofa, sarcasmo, burla…
En el momento en que Federico empezó enfatizar sus ideas y opiniones sobre ese tipo de situaciones, Rafael consideró oportuno desafiar a su cuñado….
Así que unos días después tomaron la carretera, hasta llegar al lugar, y adentrarse por el camino… Y Acceder al restaurante… Y otra vez… Federico experimentó en primera persona lo que ocurría en ese extraño lugar y con aquellas extrañas facturas… Federico hubo de aceptar algo en lo que no creía, algo que no entraba en su guión, algo que no podía estas ocurriendo, y esto contradijo a sus convicciones, a sus conocimientos y afectó a su orgullo cultural…

Paradójicamente, durante unos días de frustración por lo experimentado, y que no podía o no quería aceptar, Federico había concretado una cita con un cliente llamado Salva, al que había criticado, principalmente por su estética, pues eran vecinos del mismo barrio. Este chico estaba interesado en un piso propiedad de Federico, se iban a reunir para concretar y formalizar una posible compra.

Una tarde, de aquella misma semana, la junta directiva del club de fútbol estaba reunida y allí Federico estaba callado, como ausente; era un hombre que vivía por para y hacia sus ideales y convicciones, parecía un hombre que vivía como sobre-resguardado en su encierro; era muy difícil verlo aceptar cualquier comentario que cuestionara sus opiniones, siempre mostraba una gran susceptibilidad.
Una participante en la reunión, dirigiéndose a Federico le preguntó que le ocurría, pues se mostraba desconectado. En esa ocasión accedió a explicar que había vivido una situación extraña e inexplicable, aunque se mostraba incrédulo y reacio…
Pero a pesar de todo…la reunión continuó… y se acordó algo …

Salvador ya tenía un encuentro con Federico, pero aquella noche anterior, había fútbol, un encuentro entre semana… El estadio estaba repleto de espectadores, y al comenzar la segunda mitad… Sucedió algo extraño…

Al día siguiente, por la mañana Salvador llegó con dos horas de retraso a la reunión con el engreído empresario, y explicó, que aquella noche anterior, al inicio de la segunda mitad del partido, apareció en la pantalla del estadio, un anuncio, en el que se comunicaba a todos los asistentes, que si no les había gustado el partido, se les devolvería el importe del ticket que hubiesen pagado. Esto originó una gran acumulación de personas, provocando muchos problemas para abandonar las instalaciones del club de fútbol, con lo cual Salvador llegó a su casa alrededor de las tres de la madrugada, habiéndose quedado dormido.

Federico había escuchado la explicación de Salvador, su actitud corporal y gestual seguía siendo de incredulidad,y desaprobación, de resistirse a aceptar lo que le estaba contando, aunque tratase de disimular… Pues él ya conocía esa extraña devolución del importe del tiket.
Después pudieron hablar de la compra de la vivienda. El empresario mantenía su actitud incrédula, sus comentarios estaban vacíos, y llenos de un sutil sarcasmo…,que iban marcando las distancias. En Federico se notaba una resignación, que intentaba cambiar por un acto, un gesto desinteresado y altruista.

Por la tarde, mientras Salvador estaba en un local lleno de humos y con música bastante estridente con sus colegas de grupo, bebiendo y fumando…
“¡El tío del piso… me ha dicho que…. puedo vivir un año gratis…y luego si veo que me ha gustado la experiencia, entonces ya me cobrará, y si no he estado cómodo en la casa o en el barrio, no hará falta que le pague…

Alguien dijo: “¡Esto no puede ser, tú estas loco, has entendido mal….!”

En una esquina de ese molesto local había una mesa, allí estaba la mujer con la que se encontró Borja. La misteriosa dama estaba sola, de hecho estuvo observando a Salvador y parecía como si lo hubiese escuchado hablar…

Poco después, la mujer abandonó el local, caminó unos metros, se acercó a un vehículo oscuro y entró. Sobre el otro asiento tenía un cuaderno, y allí escribió:

“Hay seres humanos que ven el mundo, las cosas de la vida, a su modo, a su manera, desde una sola perspectiva, de estas personas lamentablemente hay muchas”.

Después de mirar como se iba acercando la noche siguió escribiendo:

“También hay seres humanos, que ven las cosas de la vida, desde varias perspectivas, están un poco más abiertos, cada vez van habiendo más”.

La señora volvió a mirar el entorno, los coches estacionados… y volvió a escribir:

“Pero esta sociedad, necesita más seres humanos que tengan la capacidad de ver las cosas de la vida tal y como son, que vean más allá de las palabras y las formas, que vean con libertad, como si todo formase parte de un todo; sin ideas presupuestas ni prejuicios”.

Luego accionó el motor, aceleró suavemente y desapareció del lugar. Arriba en el cielo, la luna permanecía en silencio.

Fin.

Un comentario sobre “Km 616”

  1. Tal y como describes a Federico hace que me dé cuenta de que conozco a un par de personajes en la vida real que son su fiel reflejo, un hombre y una mujer. Aburren a cualquiera con sus dogmatismos y parecen vivir dentro de una burbuja. En realidad no hacen nada práctico y no se dan cuenta de cuánto se dañan a sí mismos y a los demás… si se dejan. Lo que consiguen es que se huya de ellos.

    He leído todos los capítulos y me ha gustado mucho tu relato. Efectivamente, lo que faltan son seres humanos según lo escrito en último lugar por la mujer del coche.

    Gracias por tu texto, Volskierviers. Un saludo.

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Km 616

Borja había pasado unos días con su padre. Se le veía descansado y tranquilo.
Una mañana, estando en su lujoso despacho, telefoneó a su primo Rafael, que curiosamente era el ministro de cultura. En esa conversación habían quedado para comer juntos… Borja relató lo sucedido en el restaurante que hay en el desvío del kilómetro 616.
El ministro, que era muy curioso, también influyente e influenciable… preguntaba detalles a su primo…

Pocos días después Rafael fue a comer con su familia al mismo Restaurante, en el enigmático kilómetro 616, en aquella ocasión no hubo ninguna mujer misteriosa… pero volvió a suceder lo mismo que le sucedió a Borja con la cuenta del Menú…Y efectivamente, dijeron que el menú no les había gustado…Se marcharon tranquilamente, sin tener que pagar.

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Km 616

Borja era un individuo con cierta arrogancia y soberbia, tanto por Herencia Psicológica, como por hábito profesional. Aquella mañana conducía su potente vehículo que le había regalado su multimillonario tío…
A la altura del kilómetro 616 empezó a sentir sueño, así que aminoró la velocidad hasta llegar a un saliente donde aprovechó para descansar… se quedó dormido unos minutos. Al despertar se llevó la mano al vientre.
Se dirigía a ver a su padre, que vivía lejos y hasta que se hiciese de noche aun quedaban horas de viaje.

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