La belleza de la matemática

Como profesor particular que soy, he podido comprobar que hay una espina que sigue clavándose en la casi totalidad del alumnado de enseñanza secundaria y superior: Las matracas.
Cuando tomo un nuevo alumno, veo como esboza una sonrisa que es una mezcla de “qué-le-pasa-a-este” con “venga-ya” cuando le digo que llegará un momento en que le gusten las matemáticas. Como a mi me gustan. Pero esa cara de incredulidad no tiene precio (ni con MasterCard ni nada).
Y por imposible que le parezca al querido lector (o a la querida lectora), las matemáticas pueden gustar cuando se ven más allá de las fracciones, las ecuaciones y las fórmulas. Es la ciencia de la misma vida, no en el sentido de la biología (que para este menester existe) sino para explicar esos dogmas de fé que aceptamos como verdades intachables y que aplicamos en cada uno de los momentos de nuestra vida. Todavía recuerdo, por ejemplo, las largas conversaciones que hemos tenido mi amigo Tom y yo sobre la hipótesis de un Dios matemático, que no es más que un espacio de dimensión n (y pensando que nuestro yo físico se mueve en dimensión 3, es algo demasiado elevado para el entendimiento humano). Los antiguos griegos decían que “el alma es una pequeña parte del dios, entendiendo por dios el universo”, por tanto se asienta mi teoría, y toma cuerpo otra, que sería: “en qué dimensión se mueve entonces el alma?” Obviamente es superior a la 3ª dimensión, pero menor a la n-ésima, por tanto se mueve en el rango [4,n-1]. Si esto es cierto, entonces podemos establecer como mínimo una 4ª dimensión para el alma humana, que puede ser (al gusto de cada lector) la capacidad de resurrección (en su variante espiritual o en la carnal, llamemosla entonces reencarnación), telekinesis y demás ‘poderes mentales’, capacidad de movimiento a la velocidad de la luz entre diferentes dimensiones (posible explicación de los sueños?). Y así podría tirarme siglos explicando miles de cosas. ¿Numerología? no, sólo matemática de la que se explica en 2º de Bachillerato (no meto tampoco nada universitario).

Aparte de esto, la matemática es algo que me ayuda a superarme a diario. El olor de la goma de borrar no es olor de fracaso, sino olor de “inténtalo-de-otra-forma”, olor de “ya-está-más-próxima-la-victoria”, olor de “sólo-tu-podrías-fallar-en-lo-más-tonto” y olor de “no-te-has-equivocado-sólo-has-expresado-algo-de-forma-incorrecta”. Y me encanta el olor a goma de borrar. Mi lapiz cuenta historias maravillosas sobre situaciones cotidianas arregladas con la mágica palabra: “Solución: X=3” y similares. Y mi cerebro procesa información mil veces más rápido que hace un año, y mil veces más que el año pasado… y así hasta infinito.

Qué le voy a hacer: Las matemáticas me gustan.

Ah! y a mis alumnos, le han terminado por gustar. Y esa es la verdadera belleza de la matemática, la belleza de la belleza del conocimiento.

4 comentarios sobre “La belleza de la matemática”

  1. Mi muy admirado amigo:
    Siempre he creído que la abstracción, la exactitud, la tendencia hacia el infinito han sido creaciones del ser humano para establecer leyes. Las matemáticas comportan una filosofía, y no digamos si hablamos de la Cábala hebrea. No estamos muy dispuestos a explorar mundos abstractos, y a pesar de todo dependemos de las matemáticas para vivir, y de su filosofía para entender planos reales…esas otras dimensiones, supongo que requeriran de otras matemáticas. Gracias por tu maravillosa reflexión.

  2. Con refleciones como la que tú haces en este texto es bonito escuchar comentarios sobre la matemática y es muy agradable entrar en esos pensamientos que tú has expresado. Particularmente las matemáticas se me atragantaron muchas veces en los estudios de primaria y secundaria pero porque no tuve maestros que me las hiciesen ver de la manera que tú haces. Es cierto. A veces ciertas cuestiones de la matemática me han mostrado una belleza de carácter abstractivo que me ha gustado.

  3. Estoy de acuerdo con tigo. Me gustan las matemáticas, si todos los profes de mates fueran asi nadie suspenderia. jejeje aunque yo solo las suspendi una vez y no fue por mi culpa!
    Weno, a ver si sigues escribiendo aqui, que te conozcan todos…como realmente eres

  4. Hola nanokde:
    Yo soy universitaria (aunq todavia no sepa como he llegado hasta aki)y se que tienes razón,por la facultad es muy comentado q para ser profesor de matemáticas hay q estar medio loco…no digo q tu lo seas ni mucho menos,pero es cierto q casi cualquier estudiante rechaza de manera casi automática la idea de estudiar matemática en cuanto oye la palabra…hay una especie de leyenda negra entorno a esa ciencia…y eso coacciona también a la hora de estudiar…
    Bueno,gracias por esta reflexion q me ayudara en mi próximo exámen de matemáticas.Besos

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