La cenicienta.

Tirada en mi sillón
escucho las 12 campanadas.
Antes de dar la última
de un salto inesperado
salgo al jardín.
Como ya me lo sé
agarro fuertemente mis zapatillas.
Aún sin creérmelo
espero emocionada la carroza.
El tiempo se hace eterno.

Desespero,
otro día más
que el carruaje no va a aparecer.
Otro día más
que Alicia se va sin mí.
La decepción maquilla mi rostro.
El frío penetra en mi cuerpo
haciéndome temblar.
Una sola lágrima
recorre el largo camino hasta el suelo.
Como dirían los Suaves
otra vez a la rueda,
otra vez a empezar,
siempre la misma historia…
Ahora sí que pierdo una zapatilla al entrar.

Besos. Alaia

2 comentarios sobre “La cenicienta.”

  1. Dejemos atrás las zapatillas que enfrían el alma, sin miedo a ir descalzos, para poder ponernos nuevas zapatillas, seguro que alguna nos espera en un rincón al entrar…, un abrazo Alaia

  2. ¿Por qué no soñar con ser Cenicienta, Alicia, pirata o Peter Pan? La próxima vez, no pierdas los pasos del conejo, je je. ¡Pongamos cuento a nuestras vidas!

Deja una respuesta