El apego

¡Cuántas cosas nos suceden sin que nos demos cuenta! Somos selectivos en la medida en que convertimos la vida en un inmenso escaparate. Nos gusta todo, todo lo deseamos, incluso la misma vida, que hacemos nuestra de un modo poderoso. Nos apegamos al sentido con el que investimos los objetos, o los acontecimientos o el mismo discurrir de la existencia. Para cruzar este umbral de sentimientos contradictorios precisamos dimensionar nuestro “ego”. NI quitarlo, ni eliminarlo, sino aprender a soportar una existencia abierta la “imaginación”. Hay tantas cosas quemueren porque nacieron ayer, que es lamentable observar que el mundo sufre. La gran oportunidad de sentir un universo cercano está en nuestras manos. Lo jamás soñanado pornuestros “ancestros” recorre hoy cualquier ordenador, cualquier juego, cualquier museo construído con placas de titanio.

Un cuadro se vende por millones de dólares…y se resquebrajan los cimientos de esa armonía básica en la que una mano pintada en una caverna…es un testimonio de una humanidad creciente. El apego nos debilita frente a la toma de decisiones; nos acorrala ante el desamor, nos fustiga convirtiéndonos en seres dolientes. No reflexiono a favor de una vida retirada,ni minimalista…proclamo que la extensión de un mundo que se soporta en lo poseído, en lo material, en lo cada/vez/más/neurótico…rasga la conciencia y deja escapar la sensación del día a día. Porque no somos ni más ni menos que lo que somos y eso es “un verdadero milagro”.

Un comentario sobre “El apego”

  1. A veces tengo al sensación de pensar algunas cosas e algún momento en paralelo a algunos de vosotros, aunque no siempre desde la misma perspectiva. Hoy mismo he tenido una conversación sobre el nombrado apego, aunque hablábamos de vínculos entre personas, de formas de establecer relaciones, de lo que nos ocurre en nuestra biografía, y de lo importante que es eso que tu dices en el texto, reconciliarnos con nuestra historia y con quienes somos…, un abrazo

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