La fiesta

Volvía a casa en autobús, cuando al llegar a Las Ventas salía el público de una corrida de la Feria de San Isidro. En la parada se ha subido una avalancha de gente, principalmente mayores de sesenta, a los que se reconocía por llevar una sólida bolsa de plástico con las almohadillas para sentarse dentro, o los jerseis, o qué sé yo qué. También se les reconocía porque a pesar de que la tarde no amenazaba lluvia llevaban paraguas, que algunos esgrimían como si fuesen estoques antes de entrar a matar.

Subieron con mucho jaleo al autobús, no paraban de hablar de faenas, de aburrimiento (sospecho que la tarde de algún matador no fue buena), pero sobre todo hablaban fuerte y un poco exaltados. Alguna señora que subió y tuvo que quedarse de pie nos miraba furibunda a los que íbamos sentados; quizá pensaba que deberíamos cederle el asiento.

El autobús iba hasta los topes, por momentos iba ganando en animación, y llegué a pensar que acabaríamos cantando todos a coro algún pasodoble torero.

En la parada del hospital, la gente que salía de visitar a sus enfermos tuvo que quedarse sin subir al autobús porque iba hasta los topes. Y así día tras día durante este mes de mayo. Les queda todavía una semana de padecimiento.

2 comentarios sobre “La fiesta”

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La fiesta

No sé cómo nos las apañamos, pero siempre que salimos a cenar fuera acabamos en uno de esos restaurantes andaluces, fenomenales por otra parte en cuanto a gastonomía, en cuya decoración entra como condición de obligado cumplimiento el tema taurino en forma de cabezas de toro disecadas, fotos de toreros, alternativas, paseíllos, orejas cortadas, vueltas al ruedo, salidas a hombros y saludo a las autoridades.

No te fastidia.

8 comentarios sobre “La fiesta”

  1. Jajajajajja. Sí, Carlota, a mí particularmente me fastidia un montón. Me hace mucha gracia leer o escuchar reflexiones hechas por mí mismo infinidad de veces en boca de otras personas. Cuando me atropellan estas imágenes hasta el agobio lo que hago yo es cerrar los ojos e imaginarme al Litri o algún otro, (es que no conozco más) a cuatro patas, con sobrero de cuernos y un majestuoso toro con su traje de luces y una capa dispuesta a batirse en duelo contra el susodicho cornudo. Es bastante divertido. Un beso

  2. Muy bueno Carlota. Además seguro que en la Carta de los Menús no falta el Estofado de Rabo de Buey o de Toro. Lo del saludo a las autoridades ha estado genial. Jajajaja.

  3. Recuerdo que de chico, semana sí y semana no iba a Valsequillo, a comer chuletas y carne. Había un restaurante al que ibamos a menudo, y la esquina del fondo había un busto de alce.
    ¡Que ojos tan vivos tenía! Parecía estar mirando el horizonte justo en el momento en el que lo cazaron.
    Recuerdo que le tenía mucho miedo… y que siempre me adelantaba a mis padres, para sentarme en la mesa más alejada. Y de espaldas,claro.
    Un saludo! Clara exposición de opiniones.

  4. mmm…. toros disecados, fotos de toreros, al menos no te toca ver la cara del payaso de Macdonalds. o el jack in the box. (eso si te quita el apetito)

    RATATOILLEEEEE!!!! DONDE ESTAS???????

    Una Verdad-Romántica
    Crisantemo-Azul

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