La última herida

No es sólo el Amor quien se alía con la muerte,
ni la vida un océano, ni las fuentes
nacen sólo de la Tierra.
No es sólo dolor, el arma necesararia
para existir, la grandeza búdica que nos reclama.
No es sólo el Alma, espacio recorrido por mis heridas.
No es la negación suficiente ante el sí, que evidencia miedo.
Cuando las palabras retornan del horizonte ejemplar,
vienen vacías, muertas de piel y ausentes de caricias.
Trepan, como aves oscuras, por la pared del corazón
y perpetúan, sigilosamente, el rito de hacerse con la esencia.

No a la última herida, ni a la primera, ni al recuerdo
que se engrandece con el mismo recuerdo.
Que el fuego de la voluntad desate la proeza
de sentirnos menos Sí y más el No, como negación
de absurdo y obsoleto, de lo languido,
de la inquietud cobarde por ser,
sencillamente…Ser.

Un comentario sobre “La última herida”

  1. !Qué grande es Ser, compañero!. Ser inmerso en el sentirse existencia. Cuando leo tus reflexiones sobre la voluntad de cada ser humano por constituirse en esencia es cuando comienzo a pensar… y deduzco que somo mucho más que un Sí y un No porque entre ambas polaridades hay un número infinito de expresiones.

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