La materia de la Conciencia

Acabo de ver una fotografía de la “materia oscura del universo”. Un tema profundamente inquietante, pero real. Nuestra mente supone una cierta estructura “orgánica”. No podemos concebirla desde una posibilidad “espiritual”: tiene su fundamento orgánico. Sin llegar a profundidades metafísicas…la mente se implica en la naturaleza humana. Forma una categoría del ser. Se unifica a la estructura de la psiqué y se articula desde los espacios neuronales. No flota por encima del ser humano, ni se expanda en llamaradas oceánicas. El pensamiento nace de las altas funciones del cerebro. Ahí residen las posibilidades de “mentalizar” las percepciones y de acceder a un “plano mental” desde el que estructurar un espacio/tiempo diferentes al que llamamos real.

POdemos vivir en ese plano mental. POdemos acceder a él y observarlo…”nosotros seremos lo observado”. La muerte física se produce por la falta de función de los diferentes órganos: va desde dentro hacia fuera y “tardamos en perder las conexiones con la conciencia”. En ese espacio de muerte física deberemos experimentar un proceso atenuado de sensaciones, un juego de combinaciones químicas que actuan desde la parte más profunda de nuestro cerebro. Desde el momento en que nuestra fisiología v a cediendo, se amplía nuestra percepción “conciencia del momento de la extincion”. Aquí dejamos de ser Yo, para disolvernos en un “sueño sutil” en el que el lógico caos de la alquimia del tránsito…precisa un tiempo.
Bueno…esta reflexión tiene su referente en el Bardo Thodol, o libro tibetano de los muertos. Creo que es un extraordinario documento que nos aporta “referentes” clarificadores de uno de los procesos más importantes de nuestra existencia: morir. Si lo veis de interés puedo ampliar este comentario. Quizá se nos escapan muchas cosas de la existencia, y al igual que la materia oscura soporta el universo, la Muerte da sentido al más profundo de los misterios humanos: transitar por el espacio de la desintegración. Un saludo.

Un comentario sobre “La materia de la Conciencia”

  1. Pues no conocía el libro tibetano de los muertos, pero lo tendré en cuenta. lo que cuentas sobre el espacio orgánico de la mente y de las emociones me ha recordado un libro del neurólogo Antonio Damasio “El error de Descartes”. Me ha encantado eso de que el lógico caos de la alquimia del tránsito precisa un tiempo. un abrazo

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