La noche oscura del alma

Este poema de San Juan de la Cruz tiene al menos dos niveles de lectura. Por una parte estaría la simple interpretación de un encuentro de una joven con su amado; por otra, San Juan de la Cruz nos estaría relatando una experiencia mística, la de la iniciación que sigue a una serie de experiencias por las que indefectiblemente ha de pasarse: la vía purgativa, la vía iluminativa y la vía unitiva.

Para mí, es comparable este proceso al de la alquimia: cuando el alquimista está centrado en su Obra, que en un primer momento consiste en conseguir convertir el plomo en oro o plata, poco a poco va consiguiendo su propia transformación: después de muchas operaciones fallidas, su dedicación y esfuerzo logran que se presente la “nigredo” (ennegrecimiento de la materia) para que posteriormente se presente el “albor”, que indica que la Obra está realizada.

El alquimista debía tomar en consideración una serie de factores para realizar su Obra: diferentes condiciones de temperatura, de intervención de los cuatro elementos de la Naturaleza, así como las reacciones de algunos procesos químicos, ya que las sustancias utilizadas podían contener “principios” no manifestados en un primer momento.

Aparte de la conversión del plomo en oro o plata mediante el proceso antes aludido, los alquimistas perseguían obtener la piedra filosofal.. Menos conocida es la “espagiria”, la alquimia vegetal para obtener la panacea universal que proporcionaría la cura de todas las enfermedades.

Isaac Newton, Roger Bacon, Santo Tomás de Aquino, Tycho Brahe, Thomas Browne y Parmigianino fueron algunos de los más eminentes alquimistas.

2 comentarios sobre “La noche oscura del alma”

  1. Interesante artículo.

    Merece quizás un poco másde explicación el poema de San Juand de la Cruz, qué son la via purgativa, la iluminativa y la unitiva y por qué razón los comparas con el proceso de la alquimia. No sé si es porque es tarde en la noche, pero no termino de entender bien.

    Saludo.

  2. No puse todo el texto completo que explicaba las tres vías porque me parecía extenderse demasiado. Dí por supuesto que al estudiar el Siglo de Oro ya se había tratado el tema a fondo. Esto es lo que he encontrado:
    “En el misticismo: La vía purgativa tiene como fin purificar el alma para hacerla digna de Dios. Se consigue a través del alejamiento de todas las tentaciones y preocupaciones terrenales (en el caso de la alquimia, lo mismo puede decirse del alquimista en el proceso de conseguir la realización de su Obra, lo que ocurre mediante su propia transformación).
    La noche en el poema es la noche del espíritu, un estado del alma en el que ésta no presta atención a nada externo, en el que anda desorientada, porque para que Dios entre en ella, el alma debe olvidarse del mundo y concentrarse sólo en ella (aquí igual lo comparo con la alquimia, la “nigredo”).
    Ya en esa noche, donde el alma está sola, comienza la vía iluminativa (comparable a la aparición del “albor”), el paso en el que el alma ve o siente la presencia de Dios. Este momento está simbolizado en el texto por la luz “que en el corazón ardía”. En un texto que trata sobre el alma y Dios, la luz tiene que ser necesariamente una luz interior, Dios hace arder en el corazón, porque esa luz es una gracia que Dios concede al alma para señalarle su presencia. La luz es, en suma, una muestra del amor de Dios (en la alquimia, el “albor” señala que la Obra está realizada).
    En la “vía unitiva” el alma logra sentir plenamente a Dios en ella y pierde la conciencia de sí misma, llega a ser un solo ser con Dios.
    Las últimas estrofas del poema descubren la felicidad del alma tras el encuentro con Dios (comparable a la del alquimista cuando ya ha terminado su Obra, cuando se deleita pensando en su propia transformación). El mundo que describe reflejaría la impresión de paz y de belleza que deja Dios en el alma del místico.”

    Quizá te parezca traído por los pelos. Tendría que revisar un libro un poco antiguo, porque yo recuerdo haber visto esto mismo en alguna lectura de hace tiempo. No lo he inventado yo, de eso estoy segura, porque no soy tan imaginativa como para meterme en esos “jardines”.
    Quizá también debería revisar a Fulcanelli.
    Los añadidos entre paréntesis son míos.

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