La parábola de los Desmet

En tiempos en que la memoria se pierde enredada entre los radios de las ruedas de las bicicletas de la “serpiente multicolor”, cuando serpentea lánguidamente por las llanuras del Languedco francés, existían dos hermanos apellidados Desmet. ¿Eran famosos estos “routiers” belgas?. ¿Chi lo sa? se preguntarán los italianos. Pues sí. Ambos salían en los cromos de los ciclistas. Sus nomobres eran Gustave Desmet y Armand Desmet. Belgas por supuesto. El mejor era Gustave, que se dedicaba a crear vientos para hacer “cortes” en la “serpiente multicolor” y dejar descolgado a nuestro Federico Martín Bahamontes. El segundo era algo peor y se dedicaba a crear tempestades para “cortar” las bajadas de lo “cols” de nuestro Federico Martín Bahamontes.

Pero… ¿había alguién más creando verdaderos huracanes para evitar la llegada a París de Federico Martín Bahamontes como vencedor absoluto?. Desde luego que sí. Pero nunca salía en los cromos de ciclistas para no ser descubierto. Ese alguien era el “tapado” tercer Desmet. Un tal Gilbert Desmet. !Por eso, quizás, nuestro Federico Martín Bahamontes sólo pudo ganar un Tour!.

Pero como todo tramposo, al igual que sucedió con el trío compuesto por Audax, Ditalco y Minuro, los asesinos de Viriato que al querer cobrar su recompensa recibieron la famosa respuesta de Servilio Cepión, sucesor y hermoano de Serviliano, de “Roma no paga a traidores” tampoco Gilbert Desmet recibió recompensa alguna, sino que no ha pasado a la historia de los grandes ciclistas y ni le recuerdan los niños de Bélgica. Recordar el pasado no sólo es una necesidad sino, sobre todo, una exigencia para descubrir ciertos y misteriosos asuntos. Ahora bien, como dice mi colega Eduardo Inda en MARCA: “la memoria del ser humano es profundamente selectiva” y después añade. “cualquier tiempo pasado fue igual”…

Sé que el presente está lleno de dudas y preguntas para poder aprender cosas acerca de nuestro futuro peoro valga la pena esta “Parábola de los Desmet” para evitar que monos “tapados” nos destruyan nuestro propio hábitat hogareño y natural. Ya sabéis a lo que me refiero… si ponéis imaginación al asunto…

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La parábola de los Desmet.

En tiempos en que la memoria se pierde enredada entre los radios de las ruedas de las bicicletas de la “serpiente multicolor”, cuando serpentea lánguidamente por las llanuras del Languedco francés, existían dos hermanos apellidados Desmet. ¿Eran famosos estos “routiers” belgas?. ¿Chi lo sa? se preguntarán los italianos. Pues sí. Ambos salían en los cromos de los ciclistas. Sus nomobres eran Gustave Desmet y Armand Desmet. Belgas por supuesto. El mejor era Gustave, que se dedicaba a crear vientos para hacer “cortes” en la “serpiente multicolor” y dejar descolgado a nuestro Federico Martín Bahamontes. El segundo era algo peor y se dedicaba a crear tempestades para “cortar” las bajadas de lo “cols” de nuestro Federico Martín Bahamontes.

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