La razón ambigua.

El famoso analista y filósofo francés Pierre Bourdieu, escribe en la página 105 de su libro titulado “Meditaciones pascalianas”, lo siguiente: “El mero hecho de recordar las condiciones sociales del desarrollo de los universos en los que se engendra lo universal nos permite caer en el optimismo ingenuamente universalista de la temprana “Aufklärung”: el desarrollo de la razón es inseparable de la progresiva autonomizacíón de microcosmos sociales basados en el privilegio, en lo que paulatinamente se han ido inventando modos de pensamiento y de acción teóricamente universales, pero en la práctica monopolizados por unos pocos. La ambigüedad resultante de ello explica que se pueda caer de modo simultáneo o alternativo en el desprecio aristocrático de lo “vulgar”, considerado una barbarie doméstica, o en un moralismo universalista y mostrar una generosidad sin condiciones hacia una “humanidad” sin condición, exótica o doméstica”.

Lo que yo planteo, a partir de este pensamiento pascaliano es, desde el punto de vista universal, ¿qué entendemos por razón humana?. Tendríamos que hacer un profundo estudio de las etapas históricas de la Humanidad para poder entender, con total claridad, lo paradójico que resulta descubrir que unos pocos siempre han sido los que han movido a las masas humanas. ¿No será que la razón de las masas, cuando el ser humano se despersonaliza y se convierte en “vulgar”, es el profundo abismo de la ambigüedad racional?. Supongamos que la Historia de la Humanidad hubiera tomado otro rumbo bien diferente. Supongamos que la verdadera libertad humana hubiera sido una acción humana “de facto” o, dicho de otro modo, que la verdadera libertad humana se hubiese fundamentado en el desinterés hacia el poder, en el desinterés hacia el egoísmo, en el desinterés hacia el individualismo que tanto ha elevado el “yo” como única respuesta histórica. Si suponemos estas interrogantes que han quedado siempre sin respuesta a partir de las primeras civilizaciones sumerias, estaríamos hablando, ahora, de las partes alícuotas de divinidad que existe en cada ser humano, hombre o mujer, que ha pasado, con su anonimato inclusive, a la Historia no narrada… a esa Historia que debería haber sido y no fue porque la razón ambigua de los que tuvieron siempre como única meta el poder en sus manos lo impidieron.

Yo creo, firmemente, que los seres humanos ya hemos entrado en el ciclo de la eternización universal; porque, por primera vez en la Historia de la Humanidad, las gentes están comenzando a ser personas, a sentirse personas, a vivir como personas… y también sé que a toda acción progresiva y cambiante se opone el reaccionarismo tradicionalista. Y no es que esté señalando como culpable a la tradición de las costumbres humanas sino a ese reaccionarismo que siempre ha deseado que la Historia de la Humanidad no se proyectara hacia esa eternidad de la que tanto os hablo.

Volviendo al texto de Bourdieu. Él dice: “el desarrollo de la razón es inseparable de la progresiva autonomización de microcosmos sociales basados en el privilegio”. He ahí la respuesta. Esas clases de prerrogativas que han separado a los hombres y a las mujeres imponiéndoles una barrera infranqueable está basado en la razón ambigua cuando, sin embargo, la clave de la noción de razón humana proviene directamente de su creación divina. El asunto es volver a regresar a postular nuevamente el tema de la razón. ¿Es la razón lo que explica todo el desarrolllo y comportamiento humano universalista?. No. A Bourdieau, como a muchos otros ilustres pensadores, se le olvidó citar que es el alma humana lo que hace a los hombres y mujeres progresar hacia ese futuro eternizador. El alma humana. Esa es la cuestión que podríamos entender si nos hacemos la verdadera pregutna. No me refiero al “ser o no ser” shakesperiano sino al “existir o no existir” que siempre os he planteado; porque el ser es solo un teorema simplista ante el existir con la conciencia de lo universal que hay dentro de cada hombre y de cada mujer. Una diferencia vivencial que no es, o no debería ser, meramente conceptual.

Conceptos. ¿Qué sucede con los conceptos filosóficos de la existencia humana?. Que a muchos pensadores ilustres se les ha olvidado señalar su ubicación en la práctica del verdadero sentido anímico y humano: el alma de los seres vivos como propuesta de universalización no atomizadora como pregonaba Pascal, sino que debe contar siempre con la unívoca concepción de que cada ser humano, hombre o mujer, no somos un muicrocosmo como dice Bourdieau sino un universo completo, dicho de otra manera, cada uno de nostros y nosotras somos un macrocosmo y no un microcosmo. Lo que deberíamos hacer o debería haber sido ya hecho es la universalización de estos macrocosmos que somos cada uno de nosotros y nosotras, pensados para la actitud de personas con verdadero sentido y no con una simple razón ambigua.

¿De qué estoy hablando ahora?. ¿Qué es lo que estoy intentando daros a entender?. Estoy hablando de ese sentido de divinidad que existe en el interior de cada ser humano. Muchos creerán que estoy hablando del corazón. No. No olvido que el corazón es motor amoroso… pero yo no os estoy hablando del carburante que mueve al corazón humano. En otras palabras, os estoy hablando del alma humana. Y es precisamente del alma humana de la que muchos ilustres filósofos se han olvidado. Infinidad de pensantes simplemente teóricos y retóricos se han olvidado detallar minuciosamente cómo se llega a la condición final de lo que es la existencia humana y la proyección de su alma para insertarla en la universalización que nos convierte en existencias eternas.

Muchas veces, e insisto otra vez más, os he hablado de la Eternidad. ¿Por qué no creer que la Eternidad es un proceso en marcha, es un estar siempre aquí, es un sentir siempre aquí y es un vivir siempre aquí?. Miremos al cielo. Vemos astros, estrellas, planetas y otras muy diversas manifestaciones que están especificando los científicos pero… ¿cuántos son los que creen que es el alma humana una proyección hacia ese universo?. Yo insisto en uno de mis lemas preferidos: “Soy un habitante que vive en un pequeño rincón llamado Universo”.

A eso me refiero cuando hablo de la filosofía de la existencia (y no confundirlo con el existencialismo negativo) de sentido netamente positivo, porque deseo aclarar que, al globalizar el alma humana, lo que conseguimos es elevar el espíritu humano hacia lo eterno, hacia lo inmutable pero a la vez dinámico. ¿Y cuántos han sido los grandes personajes filosóficos que han expresado lo inmutable de este espíritu humano declarándolo reflejo del espíritu divino?. Os propongo el ejercicio de realizaros sin ser dirigidos por los poderes fácticos ya que, ese espíritu humano que añado al alma de cada uno se nosotros y nosotras , es precisamente el Espiritu de Dios que anida dentro de nuestras almas. Ya sé que muchos niegan la existnecia del alma y por ello niegan la existencia del espíritu. Grave error que ha cobrado millones de víctimas inocentes a lo largo de la Historia Humana.

Por eso no sigo el camino ciego de los ateos ni el camino ciego de los agnósticos, todos ellos con su razón ambigua, sino que creo en dicho Espíritu de Dios proyectado en el espíritu humano: eso que define a los seres humanos, hombres y mujeres, como existencias plenamentes vivas. Y de ahí que podemos vencer a la muerte, que podemos olvidarnos de la muerte y hacer que la muerte no sea, jamás, la meta de nuestros pensamientos. Pensar. Pensar en la capaciad que tenemos es un ejercicio de nuestro espíritu, un pensamiento transmisible y que interactúa entre nosotros y nosotras a través de Jesucristo que nunca es razón ambigua. Y todo ello para poder entender que sólo es cuestión de saber escuchar para luego saber explicar, partiendo desde uno mismo o una misma, a todos los demás que la razón, cuando proviene de Dios, no es ambigua sino parte viva del alma humana.

Sobre la Eternidad se ha dicho: “La Eternidad está enamorada de las creaciones del tiempo” (de William Blake) y yo añado: “La Eternidad somos nosotros y nosotras cuando nos convencemos total y definitivamente de que somos eternos”.

Un comentario sobre “La razón ambigua.”

  1. No confundas “Razón” con “Sinrazón”
    lo que nace del hombre y tiene fundamento, eso es razón, lo que nace de seres imaginarios y no tiene fundamentos, eso es sinrazón.
    Ya en el siglo 21, no podemos seguir creyendo en seres imaginarios, ni en zombies
    mentirosos.

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