Levedad de lo inconsecuente.

Porque he llegado hasta aquí, donde las rosas nacen y mueren,
sé que la dicha nos impele a un amargo negarnos.
Tanta humanidad acrecentada por momentos, instantes insensatos
que sembraron confusión en mitad de la tarde.
No podemos seguir sumando ausencias en devastadora lid,
porque la vida es un único presente que nos llama.
Cuando ya nada puede ser, sino silencio,
aquí la voluntad desaparece y surge el todo:
inmensidad que reniega del dolor para ser locura etérea,
palabra irrepetible, fundamento original que se fusiona con la luz.

Aquí las rosas no son, si no las mismas flores del corazón de los vivos;
los muertos no existen en el dolor, no combaten la tragedia.
Y las lentas gotas de este elixir permiten florecen
las madreselvas que adornan las coronas de las vírgenes.
Sombrío despertar a la vida.
Sombrío matiz que oscurece la razón,
¿por qué sin ti nada es posible?
Y un grito certero surge de las cumbres y rebota en la cúspide.
Palabras encadenadas a la misma roca, rocas de coralinas aguas,
emergentes oleadas de un ascenso místico hasta el límite frontal
contra lo inexplicable.
Niega toda razón, por necesaria que sea,
y el aguamarina será tu piel, tu cristalina esencia
consumada en esta misma negación.
¡Déja de ser tanto dolor! Porque las nubes se alejan
arrebatándote la única oportunidad de ser libre.

2 comentarios sobre “Levedad de lo inconsecuente.”

  1. La filosofía de la levedad la presentas con tanta profundidad que la conviertes de inconsecuente a trascendente. Eso sólo lo pueden hacer los grandes pensadores y tú lo eres. Hay mucho para debatir en esa levedad pero, por ejemplo, yo diría que la misticidad de todos los límites humanos nos hace llegar a la libertad de todos los imposibles. No hablo de una mística hierofónica, sino de la mística certera de sentir el dolor como viveza misma.

  2. Saludos Diesel:
    “La filosofía de la levedad” es un tema profundo y creo que forma parte, no de una meditada racionalización, sino de ese sentido de “presencia de lo totalmente ausente”. Jung le daría nombre enseguida, porque fue el gran detective del inconsciente…Para mi, prefiero que siga en ese fundamento “leve”. Gracias por tu siempre sensible e inteligente apreciación.

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