Estoy encerrado en un pozo sin fondo,
en el que no encuentro salida alguna,
es muy oscuro y no veo nada,
más cuando cae el sol todo es negro.
Me miro los dedos y no los veo,
solo puedo verlos con el resplandor que hace la punta de mi cigarro
cuando lo aspiro impacientemente.

Apenas es el primer cigarro que me fumo en esa penumbra
como en la espera de alguien o de algo.
Cenizas a mi alrededor,
cabos de cigarro por el suelo y nada más,
solo ella y yo,
que cada vez se hace mas insoportable convivir con ella.

Cierta mujer tiene razón cuando dice que soy un mierda
que prefiere verme muerto, o mejor, prefiere tenerme enfrente
y con un revólver matarme y luego matarse a si.
Sin embargo sigo creyendo que existe una salida en ese pozo sin fondo.

Vuelve ella a fastidiarme y hacerme de la poca vida
que tengo un infierno.
Es la nada, no es nada, pero es algo,
es tangible y a la vez intangible.

Siento su palpar en mi piel que penetra por los poros
casi muertos y llega a recorrer con mi sangre
todos mis organismos vitales, como mi corazón,
que simplemente se adueña de él y quiere que sea solo para ella,
como también mi cerebro que a veces no me deja pensar
y solo quiere que piense en ella, en nadie más,
y en muchos casos me hace pensar e imaginar cosas…

Debo dar un gran salto, el salto más alto de la vida.
Tendré que reunir fuerzas,
reservarlas para cuando llegue el momento menos esperado
y muy minucioso daré mi gran salto,
un salto que se llama LIBERTAD.