Llegamos del futuro.

En esta penumbra de los deseos escucho un amar de ojos que se enciende en las horas de un descubrimiento inédito: no perder la expresividad para encontrarnos de nuevo con todo el cuerpo humano iluminado por las luces. El héroe de cada uno de nosotros transportado a la atmósfera dilatada de las horas; una especie de tiempo sin condiciones; un estar presente en las imágenes que entendemos como jornadas íntimas. Ayer, en el vértigo de los segundos cubiertos de espuma, tú y yo conocimos el amor… Una experiencia vívida y vivida en las espumas del sueño.

¿Y de quién es este mediodía milagroso?. Entre las imaginaciones tomadas de la nueva etimología de los verbos (enhamorar, endeshamorar, enenamorar, enendesamorar)está el nuevo sentir de nuestro pasado.

Por un lado, el cuerpo que se infiere hacia las esferas de los infinitos. Por otro lado, el alma que se refugia en las sombras de las arboledas. Eso es la vida. Una nueva entonación concertada entre lo aprendido y lo por aprender.

Prometeo donó el fuego a los humanos… pero más allá de Prometeo hay todo un mundo de vivencias personales: !el fuego extendido hacia todo el universo!. Muchos somos ya los que vamos hacia las eternas primaveras en las que todo el mundo florezca de cantos en verdad. Cantos de fiesta. Nada de volver la mirada a los carnavales funambulescos. Nuestro destino es emerger a través de la calma de los deseos, retrotraernos hacia la época dorada de nuestras edades (como si fuésemos Hércules derribando el muro de las lamentaciones) para vivirnos nuevamente en extensidad y en intensidad. No. No es posible llegar a la cima si nos detenemos en este venir desde el futuro.

Ha llegado ya la hora de estar presentes en el júbilo de las nuevas esperanzas que amanecen sus juveniles presencias en las ilusiones de la postrealidad. Sé que es imposible para los simplemente materialistas ente4nder todo esto pero quienes somos materialistas con espíritu sabemos lo que es. Por eso escribimos nuestras trayectorias humanas en el cómputo de los puntos suspensivos (…).

Y que cada uno y cada una interprete a su medida (y como mejor desee) esta forma de sentir y vivir la vida mientras el café sigue humeando su aroma de universalidad y nosotros nos acostumbramos a invertir el tiempo y el espacio con posibilidades rales para nuestros vuelos imaginativos. Que somos como golondrinas mecidas por las nubes dentro de un lienzo concreto. Y es queremos y deseamos ser personajes de cuentos enmarcados en aquel pasado al cual llegamos desde el futuro. Nuestro presente no existe. Tenemos una nueva manera de pensar, una nueva manera de sentir y nueva manera de existencia. Un nuevo enfoque de parábolas que nos hagan vivir de nuevo. Que se queden en el presente los ataerialistas de la dialéctica y la praxis. Nosotros somos verbos nuevos.

Pensar. Ligar conocimientos en las otras orillas del amar. Ligar horas en este otoño que hemos conquistado para la libertad. Ahora depende de cada uno de nosotros y nosotras vivir las primaveras. Llegamos desde el futuro para ser “Warum in die Ferne reisen, dena der Farne ist so nah: weltmossion vor deiner Haustür”. Ni nos importa ni nos interesa saber sus lo que significaría si lo pudiésemos traducir. Nosotros hablamos con verbos sin palabras porque llegamos del futuro para hacernos presentes en el ayer de nuestras juventudes.

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