Lloverá de todos modos

Vuélvete
y verás a la lluvia caer.

Lloverá a lo largo de las callejuelas
en las tardes de sol y cigarras,
entre las macetas con geranios
del balcón que asoma a la plazoleta.



Se mojará la voz de mamá
sentada sobre la cama
y aquella misteriosa
cajita de música.

Lloverá cerca de los tarros
de tomate casero,
y del aroma a lumbre
y a la panadería de abajo.

Se inundarán las hojas del suelo
del parque de Salamanca,
y el gorrito de paja
de las tardes de toros.

Se llenará de agua
el corro de la patata,
y los helados de vainilla
de la berbena del pueblo.

Lloverá también sobre el beso
del chico moreno,
incluso cobre su pelo negro.

Caerá agua
en lo alto de la escalera
de tía Luisa,
sobre las luciérnagas
de la calle La muleta
(simpre rebosante de madreselva)
y sobre la puerta
de la mujer de los piñones.

En realidad se empapará todo,
lo que se aleja y lo que se acerca
inminentemente hacia nosotros.

Y los ojos…

Entonces será la nostalgia
la que cubrirá el alma
de igual manera en que no se puede impedir
que haga frío en invierno
o caigan gotas de lluvia sobre el tejado
en medio de una gran tormenta.

30/12/2002

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