Lo 28 con “Los Pitufos”.

Frisaba yo (y cómo mola esto de escribir frisaba yo), tal como dice mi Mágico Solitario, por los 28. Estaba (tal como sigo estando) en plena forma atlética (no del Atleti sino del Athletic para no engañar a nadie que me esté leyendo) y lo demostraba jugando al fútbol y al fútbol sala (ambos deportes se practican mejor usando la inteligencia) con “Los Pitufos” que eran más bien tirando a tarugos pero había que liderarlos hacia alguna que otra victoria inolvidable. Victora Abril quedaba solamente para el recuerdo y nada más que para el recuerdo. Recuerdo, ahora que hablamos de abril y mientras suena una musiquilla de Wagner, que salíamos cantando al entrar en las canchas y también salíamos cantando al salir de las canchas. Recuerdo, y los recuerdos nunca se borran si no deseas que se borren (aunque yo había ya borrado los recuerdos de la malagueña) que fue una etapa gloriosa.

Para nosotros, “Los Pitufos”, una victoria (fuese o no fuese abril) eran 28 recuerdos inolvidables, 28 momentos de plenitud física y mental; porque cada partido jugado (ganado, empatado o perdido) no lo olvidábamos jamás de los jamases y aclaro y declaro que lo de la grabación de “Jamás jamé jamón” era sólo puro cachondeo a lo madrileño mostoleño para que se enteren Iker Casillas y Sara Carbonero (a los cuales no les envidio para nada ni como guardameta ni como corresponsal futbolero). Eran tiempos bancarios (nunca banqueros sino bancarios para no confundir los bancales de los unos con los bancales de las otras), donde jugábamos con enorme satisfacción aunque la cancha fuese un patatal.

Lo más emocionante y emotivo de todo, olvidada la malagueña y recordando el taranto de cada tanto, no era ganar, empatar o perder. Lo más emocionante y emotivo no era participar ni que nos aplaudieran o nos silbaran por participar. Lo más emocionante y emotivo, a los 28 como si fuera hoy mismo, era poner todo el genio posible y hasta imposible dentro de la cancha, para ejercitar nuestros cuerpos y nuestras almas con espíritu sano.

Frisaba yo (y cómo mola escribir esto de frisaba yo que hasta flipo cuando lo escribo), los 28 como dice mi Mágico Solitario y los vivía de manera inefable, amable, entrañable… hable quien hable… que es la mejor manera de vivir esta existencia nuestra y nada más que nuestra o, como mucho, nuestra y de nuestra parienta y de nadie más. Porque hoy, a 25 de mayo del año 2014 después de Jesucristo, no pienso votar a favor de ningún político como prometí. Me abstengo de todo y de todos porque soy el de los 28 con “Los Pitufos” y olé. Y cierro mi Diario cantando Francisco Alegre corazón mío, que quiere decir que tengo el corazón contento lleno de alegría…

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