Tras un sueño te encontré. Estabas sentada en un banco del Parque de las Ilusiones. Soñando. Con las manos metidas en los bolsillos del pantalón me acerqué con mi sonrisa expresiva. Abriste tus enormes ojos de color café y cuatro lívidas palabras salieron de mi boca.
– Hola cómo te llamas.
Tú me miraste lentamente, muy lentamente, y de tu corazón bueno salió toda tu belleza total. Entonces fue cuando te besé.
Y toda la luna entera, inmensa, ondulada, se vistió de un rumor inmenso
Un hermoso encuentro el que tuviste. Hasta el día de hoy y para siempre. Felicidades Diesel!
Gracias Wersi… desde mi “luna sideral” (ajena a la ira de los violentos) te mando un saludo pacífico de amistad.
Uhm… que pasaría en ese momento mientras la luna se vestía… cosas igual de románticas, eso seguro.
Efectivamente Ismael. Gracias por tu comentario. Bajo la luna a veces los silencios son palabras de amor palabras.