Descansa la computadora en casa mientras el sabor del agua y el canto de los pájaros me llenan de esperanza la sed de la vida. La vida es, sí, ahora, en este momento, una partida de tute con la cual nos divertimos Adriana y yo junto con Miguel y Liliana. Superar la psicosis de las cuarenta en bastos es un rito de toda esta vida que, como explicación de nuestras existencias, consiste en sentarse alrededor de la mesa, de frente unos con otros, para otorgar al alma este momento de la secuencia de una partida de cartas con la que intentamos conquistar la última respuesta del día.
¿Por qué creemos en la esperanza como fuerza de la naturaleza humana?. Porque poniendo en la balanza todo lo bueno y todo lo malo que tiene la vida, en este sitio, en este lugar, ahora mismo, hallamos una general manera de estar, de ser, de entregarnos a la generosidad los unos con los otros para encontrarnos amigos por encima de todo lo demás.
Tenemos nosotros, los jugadores del tute en este día de hoy, la total certeza de que nuestra sensación es no tenerle miedo al futuro de los próximos segundos. No hay nada más comparable con la felicidad que ponerse a jugar al tute saboreando el vaso de agua y escuchando el canto de los pájaros.Sin prisa. Sin pasión desaconsejable. Dejando discurrir los segundos del futuro entre las manos de nuestras esperanzas. Capaces de crear el día de mañana partiendo de un volver a ser los mismos de siempre.