Los narcisos de Cracovia

En una de nuestras caminatas por Cracovia, cuando nos acercábamos a la Plaza del Mercado, nos salieron al paso un par de chiquillas vestidas de colegialas que iban pidiendo con unas huchas a cambio de entregar unos bulbos. No supimos para qué pedían ya que sólo hablaban polaco y lo único que pudimos sacar en claro es que los bulbos eran de “daffodils” (narcisos). Yo les di dos monedas de cinco slotis cada una, y al ver la cara de incrédula alegría que ponían supuse que me había pasado con el donativo. Pero era igual, me ha pasado a veces en otros países con moneda diferente a la nuestra y merece la pena.

El caso es que pasaron días mientras busqué la maceta apropiada, encontré arena gruesa (de las obras del parque) para poner en el fondo como drenaje, comprar tierra de macetas, etc. Y luego hice lo recomendado por mi libro de jardinería: enterrar los bulbos a medias. Para entonces era ya finales de octubre, y no tenía yo muchas esperanzas puestas en los bulbos. Puse la maceta en el lugar más resguardado de mi terraza, y a esperar.

A pesar de las sucesivas olas de frío por las que hemos pasado, los brotes han aparecido y están creciendo a buen ritmo. Por si acaso, y dado que se avecina una nueva ola de frío y ésta parece de más rigor que las anteriores, he decidido entrar a una de las habitaciones la maceta con los brotes de los narcisos, al menos por unos días, hasta que pase el frío. Por si acaso.

Y estos brotes me traen la esperanza de la primavera, de que se conviertan en las preciosas flores amarillas. Unas simples flores… aunque las flores no son nunca simples: son un milagro.

3 comentarios sobre “Los narcisos de Cracovia”

  1. Poco a poco nos vas relatando pormenores de tu viaje a Cracovia. Me gusta que los compartas con todos los voremios y voremias. Es como acompañarte en esa aventura.
    Gracias por tus palabras amiga Carlota me animas a seguir cada día más.
    Un nbeso fuerte.

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