Los plurales “madriles” (4)

Los orígenes de los madrileños “elipanos” son gitanos y gente muy pobre como chatarreros, ropavejeros, chamarileros, colchoneros, etcétera, que vivían en cuevas y chabolas. Los orígenes de los madrileños “morataluzos” era un desierto despoblado donde acudían los pastores de ovejas a pastar. Los cito juntos porque son, relativametne, vecinos y están muy intercomunicados entre sí, aunque son diferentes. Aquellos orígenes hoy ya han desaparecido y los “elipanos” viven en casas de media altura con pisos más o menos cómodos aunque algo húmedos, mientras los “morataluzos” viven en pisos en forma de torres y son más impersonales. Hoy, los “elipanos” son una especie más bien joven que, en general, votan a Izquierda Unida menos cuando ven peligrar el asunto y votan al PSOE con tal de que no gane el PP.

Los tiempos “duros” de La Elipa perseguidos siempre por la guardia civil ya han desaparecido. En cuanto a los “morataluzos” son más bien de derechas y bastantes alienados por el consumismo capitalista. Los “elipanos” son muy aficionados al Internet y a los juegos internaúticos, mientras los “morataluzos” son mas tristones y aburridos además de ser más viejos. Los de La Elipa son más abiertos al diálogo y más “modernistas”. Los “morataluzos” son más cerrados en sí mismos y más conservadores en sus costumbres. Los “elipanos” son muy lectores de periódicos como El País y El Mundo mientras los “morataluzos”, una vez desaparecido el “Ya” pues son más bien católicos, ahora son más lectores del ABC. En cuanto a los deportes, los “elipanos” son más del MARCA y los “morataluzos” son más del AS. Esta diferencia estriba en que los “elipanos” , al ser más jóvenes, prefieren ligar en plena calle, mientras entre los “morataluzos” muy alienados por los mensajes publicitarios abundan los “viejos verdes” que compran el AS por ver las chavalas que salen en la contraportada. En ambos lados hay seguidores del Real Madrid y del Atlético Madrid mezclados, por lo que en este área forman una complejidad difícil de definir. Tanto los “elipistas” como los “moarataluzos” se parecen en una cosa: compraron sus casas gracias a créditos bancarios hipotecarios. Les afecta la crisis bastante y se encuentran un poco confusos de cara al futuro. Los “elipistas”, más vividores de la noche, tienen muchos ateos en su zona mientras que los “morataluzos” o son católicos o son agnósticos (abundan muchos agnósticos entre ellos).

Los madrileños más monárquicos que existen en Madrid-Madrid son los habitantes de las zonas de Princesa, Moncloa, Martín de los Heros, Paseo de Pintor Rosales, cercanías del Templo de Debod y calles cercanas al Corte Inglés de Princesa. Algunos se prolongan hasta la extremidad de la Calle Bailén. Antiguamente a algunos desesperados por “mal de amores” se les cruzaban “los cables” y se arrojaban desde lo alto del Viaducto tras pedir milagros a la Virgen de la Almudena, lo cual, por supuesto, era imposible porque la Virgen está muerta. Ahora han sido disuadidos por las autoridades de esta fea costumbre de matarse y se consuelan acudiendo a bares de medio pelaje donde se tiran el “pegote” de que son condes, marqueses, duques y hasta archiduques con tal de “brillar” antre las chavalas… pero son fácilmente descubiertos y hacen el ridículo. Junto a ellos viven también algunos “fachas”, “racistas” y “xenófobos” que son más ridículos todavía. Los más normales votan al PP y a los partidos monárquicos tradicionalistas. Conviven bien entre ellos (excepto los citados “fachas” racistas , machistas y xenófobos que son ridículos y anormales de verdad). Los normales suelen comprar mucho en El Corte Inglés y algunas zapaterías que abundan por la zona. Y son tan monárquicos que acuden en masa a visitar el Museo Reina Sofía donde tienen que ser dirigidos por guías porque, en realidad, saben muy poco de pintura y por eso no se atreven a visitar el Museo del Prado.

Los verdaderos millonarios de verdad, los millonarios de toda la vida, los grandes millonarios de Madrid-Madrid no viven ni en Serrano ni en las famosas zonas Azules del norte de Madrid. Viven aislados en Somosaguas, muy cerca de la Casa de Campo. Allí posdeen grandes chalets a todo lujo. Saben manejar muy bien su dinero porque son millonarios de toda la vida y no son ni racistas, ni xenófobos ni machistas porque están plagados de artistas de toda clase y aman el Arte y ya se sabe que los grupos que no son machistas, ni xenófobos ni racistas son tres: los millonarios de toda la vida, los artistas y los inteligentes. Estas tres cosas caracteriza a los madrileños “somosagüístas”. Les gusta tener piscinas y jacuzzis en sus chalets pero sí son solidarios con las causas sociales y bastante dadivosos a la hora de dar algo de lo mucho que les sobra. Ni son de derechas ni son de izquierdas ni de centro, son más bien “ideálogos” en vez de ideólogos por su condición natural. Aquí si hay verdaderos condes, marqueses y duques además de artistas. Ni los critico ni los defiendo pero son gente “fetén”. Me caen bien.

Hay una clase de madrileños muy “especiales”. Son los que viven, normalmente, a lo largo de toda la Calle Alcalá. Estos “alcalinos” parecen como si funcionasen a pilas que nunca se gastan por la cantidad de paseos que suelen dar sin agotarse nunca. No son exactamente deportistas pero andariegos son demasiado. Les gustan mucho comer en restaurantes y beber en las cafeterías y los bares. Son bastantes entendidos de la vida y la saben gozar bastante bien (y hablo del tramo existente entre la Plaza de Canalejas y la Antigua Carretera de Aragón). Suelen visitar el Retiro pero no son “retirados” pues sólo pasean por paseos más despoblados de masas. Viven bien en parejas heterosexuales. No se complican la existencia y algunos son bastante castizos, aunque ahora hay algunos inmigrantres que son trabajadores de verdad. Poseen buena cultura y usan tanto el automóvil, como el autobús y el metro pues no suelen tener complejos de personalidad. Antiguamente eran mucho más románticos porque las violeteras paseaban continuamente por esta calle, después se hicieron seguidores de cantautores como Aute y Ana Belén y últimamente están un poco más “fríos”. Intentan recuperar su pasado, los tiempos de llevar una violeta en el ojal, e intentan poner de moda la capa. Son por lo tanto bastante utópicos. Políticamente algunas veces votan al PSOE y otras al PP pero no por chaqueteros sino por vivir en paz. Forman una clase de madrileños muy “españoles” y están orgullosos de ellos. Son de pocas palabras pero muy prácticos a la hora de la verdad.

Uno de los más nostálgicos grupos de madrileños son los “restos” que quedan de la famosa Movida Madrileña que tenían su centro de operaciones en el Barrio de Malasaña y la Calle Libertad. En su día fueron luchadores por los derechos humanos t la libetad d eexpresión a la vez que dieron una identidad propia a la famosa “Movida Madrileña”. Los que quedan están n ostálgicos de aquellos tiempos en que acudían al bar La Vaquería y a la Casa Gades. Acudían mucho a los cines donde se pryectaban películas de autor. Aquí vivían poetas de verdad y bastantes bohemios, luchadores de izquierda más o menos republicanos pero que no gustaban de extremismos. Sus iconos eran, entre otros, Alaska, Los Pegamoides, Ramoncín… y aveces se hacíán “rebeldes” y llegaban hasta a desnudarse en público mientras cantaban canciones de izquierda. Los que quedan son ya veteranos nostálgicos pero la identidad de la “Movida Madrileña” de M alasaña y Libertad ha quedado como uno dc elos símbolos más claros del Madrid-Madrid modernista. Les singulariza la sinceridad de sus ideologías aunque estén equivocados o la claridad de sus ideas cuando están acertados.

Hablemos ahora, para cerrar este cuarto capítulo, de los autollamados “intelectuales”. Gentes de tertulias en los cafés Gijón, De los Espejos, Lyón y Ruiz entre otros de menor enjundia. Son los que hacen tertulias alrededor de un par de escritores o escritoras ilustres. Poseen cultura pero son más bien “narcisistas” y les gusta eschucharse a sí mismos y les aplaudan. Toman café, anís dulce y té con pastas. Algunos de ellos pecan de ser un poco “giles” (por no decir otra palabra más fea) porque creyéndoso los más sabios de Madrid sólo acudcen a los cafés para obtener alguna entrevista con los escritores de talla y pedirles autógrafos. Los escritortes de talla se sobreestiman con sus seguidores y caen fácilmente en la vanidad y la soberbia (como pasaba con Francisco Umbral). Estos escritores desprecian a los escritores “populares” no comerciales y se creen que pprque las academias e instituciones les llenan de premios a mansalva son más grandes que el mismo Cervantes. No me interesa para nada leerlos y paso de sus estilos literarios. Son, por lo demás, derechistas disfrazados de izquierdistas. Estos “intlelectuales” se han dispersado ahora por Madrid-Madrid una vez que entraron en decadencia y son muy animosos a la hora de acudir a las casetas de la Feria del Libro a firmar ejemplares de sus libros pues gustan de ser famosos y reconocidos por su público. Son los madrileños mas vanidosos que existen. Tienen cultura pero sólo para sentirse muy importantes. No me gustan. Me caen muchísimo mejor los escritores y poetas de cafés huimildes y tertulias sinceras, llanas y claras y no tan rimbombantes como las de estos “intelectuales”.

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