“Mae” era una persona que tenía triple personalidad; por eso era tan inestable y cambió de humor pasando de ser una chica agradabla a una chica que era mejor olvidar. La triple personalidad de “Mae” dañó su carácter porque no supo cómo elaborar una forma de ser propia.
La parte M de la personalidad de “Mae” era la mejor. Era la que la hacía ser simpática, ingeniosa, capaz de hacerme sonreír y, gracias a la parte M de “Mae” merecía la pena hablar con ella, compartir chistes con ella, reír con ella y hasta salir, alguna que otra vez con ella… pero no por supuesto para ser ni enamorado de ella, ni novio de ella ni, tampoco, casarme con ella… sino para tener con ella una sana, agradable y saludable amistad.
La parte M de “Mae” la hacía ingenua, hacía que se creyera todo, hasta lo más inconcebible, y por eso pensaba que quizás algún día podríamos formar pareja. La parte M de “Mae” me gustaba sólo por su carácter y su forma de ser pero por nada más.
La parte a de la personalidad de “Mae” era, sin embargo todo lo opuesto a su parte M. La parte a de “Mae” la convertía en enemiga mía en vez de amiga. La parte a de “Mae” era anticristiana y por eso me odiaba tanto que se empeñaba en querer competir conmigo en las tareas laborales y sociales. La horrible parte a de “Mae” era como una manzana podrida que se había introducido en la parte M de “Mae” y la convirtió de ser una chica agradable con la que poder pasar el tiempo de manera alegre a una chica desagradable con la cual era mejor no tener trato alguno; porque convirtió a “Mae” en una persona tan contradictoria que era mejor no tener conversación alguna con ella mientras otros, sin embargo, se mofaban de “Mae”. Ya no era mi amiga pero respeté su decisión; respeté que la parte a de amargura trasformarse a “Mae” en alguien de quien era mejor estar cuanto más lejos mejor. Quizás “Mae” dejó que la parte a de su personalidad la dominase cuando me casé con La Princesa.
La parte e de la personalidad de “Mae” era, simplemente, destructora. Ya había destruído a algún otro matrimonio. Por eso simplemente jamás tuve trato alguno con la parte e de la personalidad de “Mae”. Ni tan siquiera la hice caso en ningún instante.
Después me fui de allí…. y “Mae” sólo quedó como un vago y lejano recuerdo de lo que pudo ser una linda amistad pero ella lo arruinó por no hacer prevalecer a la parte M de su personalidad. Me fui y ya no supe más de “Mae” porque quedó como algo indeterminado, algo que pudo ser una gran amistad. ¡Ay, los celos!. Los celos son los que pueden convertir la parte agradable M de la personalidad de alguien como “Mae” primero en la parte desgradable a de la personalidad de alguien como “Mae” y al final en la parte destructora e de la personalidad de alguien como “Mae”.
Por eso era mejor seguir mi camino para no terminar como González.