Las 3:05am me avisa a alaridos el reloj. De nuevo, harto de no tener noches tranquilas o normales escribo; mis ojos ya quieren cerrarse. Escribo ahora que vengo de mi trabajo, en el bar. Es amanecer Jueves y la felicidad que ahora siento es nada más que por lo que tomé antes de llegar a casa. Estoy hostinado de este maldito horario, lo peor no es que llegué a esta hora a descansar… lo peor es que sé que mañana será igual, también el sábado lo será. ¡Que desgracia la mía saber que no puedo cambiar aunque quiera!, sí, es una desgracia mi condición, mas los hay otros en más difícil, por eso albergo tolerancia en el calor de mi habitación, en donde solo descargo mi descontento de éste, mi maldito horario. Siempre lo mismo, y en un bar la hipocresía, (a veces) llega a ser necesidad. Diablos, odio la hipocresía. Un saludo de mano, un abrazo, una chica te guiña un ojo, su novio te mata con la mirada, un vaso se quiebra a lo lejos y detrás tuyo otra cerveza es servida, el olor de ajo desde la cocina de abre el apetito, pero te niegas a la necesidad de comer por ofrecer siempre un buen servicio. El buen servicio siempre es vital…
Poco a poco entre platos y bebidas, no te das cuenta pero el tiempo ha pasado y tu cuerpo te pide cuentas y exige un descanso. Aún así continuas, no es problema, una fuerza de reserva te impulsa. Finalmente accedes a comer, dando importancia mínima a la hora, cuando muy curiosamente, debes levantarte y entregar las cuentas a cada cliente. ¡No puedes hacerlos esperar! y ¡qué si siguen bebiendo!?, ¡JAMAS!. Entregas las cuentas,la comida desde lejos se enfría esperandote. Cobras, tienes la caja llena, el estómago vacío y los ojos con huellas profundas de otras madrugadas iguales. Ya no quieres más de esto. Simplemente estas cansado. El mundo duerme y tu velas su sueño. Llegas a casa, un olor nauseabundo a cigarro se encarna a ti, ¡No te deja!, resignado solo tienes fuerza para dormir y si tienes suerte, cambiarte a algo más cómodo que tu jeans con sudor del trabajo. No haces más q cerrar los ojos y sabes qjue éste, es tu maldito horario bohemio.
Un comentario sobre “Maldito horario Bohemio”
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Es necesario trabajar para vivir no vivir para trabajar,intenta encontrar otro trabajo que te permita gozar de más tiempo libre y si no puedes o mientras intenta sacar todo lo positivo que puedas,y sobretodo sigue escribiendo para echar todos esos demonios que te atormetan Puede que tengas poco tiempo para tí pero intenta no gastarlo en acordarte del curro.Un besito Hacaria y ¡Animo!