Me voy a suicidar un poco

En realidad los suicidas tienen razón, pero están equivocados. Tienen razón porque los problemas terminan con la muerte. Están equivocados porque los problemas no se solucionan con ella, es más, perviven… como una voz ultramarina que buscara una sirena… no dejaría de ser una voz, acaso poética, pero sin oídos que la escuchen.-
El suicidio es suprimir mi yo en el mundo, porque no se pudo suprimir el mundo que me oprime. Tiene la dignidad del coraje absoluto, o de la cobardía absoluta, pero eso sí, no caben dudas, es el único absoluto absolutísimo que un ser humano puede brindar.-

El velorio de los suicidas, es una ceremonia auténticamente horrible. Parece una cita de culpables, un hazme-llorar donde las lágrimas no son de dolor, sino también de culpa, de impotencia, de rabia. El velorio es algo que quizás acompañó al suicida, en su imaginación, como una de esas satisfacciones humanas que muy pocos, sólo los suicidas, pueden darse.- Pero no quiero hacer una apología. El suicidio termina en un fracaso, después del triunfo aparente, ¿por qué?, porque el tiempo, nos hace olvidarnos del suicida… de él y de la forma en que murió. En eso, los suicidas se parecen a todos los que moriremos de muerte natural. Ya ven, no hay trampas que valgan frente a ese destino que tenemos todos: el olvido. Ah… me voy a suicidar un poco (voy a dormir unas horas) y cuando resucite… leeré sus numerosos comentarios.- Chau!

P.D: publicar para que nadie comente nada, acaso sea, suicidarse de veras. Salud!

5 comentarios sobre “Me voy a suicidar un poco”

  1. Concuerdo en muchas de las cosas que citas en tu interesante reflexión. Ahora me voy a comer porque el cuerpo necesita comer para no tener que suicidarnos por tan poca cosa como es seguir respirando. Después comento más detalladamente lo que yo siento al leer esta reflexión. Voy a comer un poco y respirar un poco para no suicidarme un mucho. De momento sólo aporto el siguiente pensamiento: “Suicidarse no es ni un acto de valor ni un acto de cobardía sino un acto de desesperación”.

  2. En medio de las desesperaciones quienes no aguantan su vela, cuando azota la zozabra de los vaivenes socailes, se hunden en el suicidio diario. Perdona que, aunque tu texto sea muy interesante y muy bien razonado, no estñé de acuerdo cuando afirmas que ·en realidad los suicidas tienen razón, pero estñan equivocados”. No lo digo porque no se acierto lo que dices (que, por supeusto es cierto) sino que yo afirmo algo más: “En realidad los suicidas jamás tienen razón auque crean que no están equivocados”. En el asunto de los suicidas diarios yo no tengo ambigüedad alguna: ni son valientes ni son cobardes, sino que solametne son desesperados que arrojan la toalla mucho antes de comenzar el combate sobre el ring de las circunstancias cotidianas. En el velorio de los suicdas no hay nada. Quizás la voz poética sí esté presente (en este sentido yo tengo pulicado en este mismo Vorem un canto al suicida) pero sólo es una voz para detrminar que quizás el sucicida sea siempre el primero que abandona la vida para contarnos lo que puede ser la vida proque sabe lo que es su ausencia. Pudes pensar que estoy filosofando demasiado pero a continuación te inscribo, en este comentario, aquel poema para ver si es cierto cuanto digo o solo divago por divagar.

  3. Ahora, muchos años después, he encontrado el poema en un viejo cuaderno y me decido a publicarlo. Se titula “Quejido” y dice así:

    !Cuánto dolor colgando de la encina!.
    Un aire desgarrado en sus latidos
    eres tú, suicida de la brisa.
    Un aire desgarrado e inerte
    que pende del péndulo arbóreo.

    Si mañana se abriesen las compuertas
    y el zócalo de la razón se obstruyese
    tú serías el primero en conocer
    la fuerza centrífuga del viento.

    Tambaleándose en el aire de la despedida
    tú vendrías a reinventar la vida
    con un nuevo mensaje de emociones
    más allá…
    más allá de las fronteras
    y de los naranjos en flor
    y de las primaveras…

    Si observas, amigo Fabio, estoy dando a entender que si el suicida hubiese resistido el vendaval de los tifones cotidianos tendría ocasión de reinventar esa primavera que ya nunca volverá a conocer. TU TEXTO ME PARECE MAGNÍFICO PÒRQUE ME HA HECHO RECORDAR ALGO TAN IMPORTANTE.

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