Sí pudiera contar lo que siento en esta noche regalada por mi suerte, diría que no entiendo nada, que cada vez suelto más equipaje y nada quiero o nada sirve.
Por momentos se escapa la mirada hacia detrás y hacia delante pero al final me doy cuenta que tan solo esto es lo real.
He pedido que me quieran, que me cuiden, que no me dejaran crecer, que mis manos no sabían arar la tierra, no sabían sostener el agua. Y ahora me veo en éste árido campo plantando semillas y cruzando los dedos ante el so.
No hay quien me escuche, tampoco hablo yo, pero Dios me conoce y espera paciente por mi.
¡Bravo NASIA! Como siempre, no me has decepcionado para nada y has logrado un pequeño relato que es muy grande. Dicen que Dios no escucha. Pero es que dicen tantas mentiras que hasta se las creen ellos mismos de lo incrédulos que son. No hagas caso nunca. Dios te escucha y Jesucristo responde. El Espíritu Santo te transmite este mensaje: “Escucha bien a quien te habla y no escuches a quienes te envidian”. Eres escritora por ti misma. Te comprendo porque a mí se sucede igual. Si pudiera contar lo que siento… ese es un buen comienzo para un relato breve pero muy bien aprovechado. A veces no hablamos nosotros sino Jesucristo que nunca nos desampara. Te recuerdo aquella parábola en que un ser humano caminaba por el desierto y llegó un momento en que se quejó a Dios de que Jesucristo no estaba a su lado. Le escuchó Jesucristo y le contesto lo siguiente: ¿Ves esas huellas que vas dejando sobre las arenas? Pues deja de quejarte ya porque son las de mis pies ya que te llevo a cuestas para que no te canses ni desfallezcas”. El ser humano cayó de rodillas y pidió perdón por ser tan escéptico. Nunca seas escéptica, NASIA. Cuando mires atrás, de vez en cuando, observa esas huellas. Deja que los demás se mientan a si mismos pero tú nunca te mientas jamás. Un beso amistoso NASIA. Te envío un cordial saludo porque, además de buen corazón, eres excelente escribiendo.
Amigo! Quien nunca falla eres tu con tus palabras. No conocía la parábola y me encantó leerla e interiorizarla a través de una bella imagen. Nunca perdí la fe de que tras la escena de la vida se halla algo tan grande e infinito como Dios.Y aunque a veces cueste comprender una fuerza me sostiene y me dice al oído que no tema, que confíe. Que grandes tus palabras. Un abrazo! Gracias
¡Sigue siempre adelante, compañera y amiga de caminos literarios, sigue siempre adelante y no te detengas para hablar con quienes te envidian! Un beso de amigo leal y sincero.
Excelente tu comentario, NASIA. No es suerte lo que tienes sino que es que al saber los ignorantes lo llaman suerte. Un abrazo sincero.