Muerte del árbol

El humo del incienso llenaba el templo del árbol, este consistía en una pequeña choza de madera justo a la entrada de una cueva, que se encontraba llena de estantes repletos de bonsáis, una pila de piedra en el centro lo completaba , en ese momento se encontraba un viejo vestido con un chal rojo tejido con inscripciones extrañas que le cubría todo el cuerpo, y un joven de unos 17 años de estatura media, piel morena y ojos negros al igual que su pelo, vestido también con una única túnica azul con inscripciones semejantes a las del anciano, el joven estaba sentado justo en frente de el anciano a un lado de la pila que tenia un bonsái sin hojas, salieron del templo y una multitud de unas treinta personas les aguardaban, salio primero el joven y el lugar se quedo en silencio, después salio el viejo con un bonsái muy parecido al de la pila pero rebozante de hojas,

al joven se le acercaron varias personas para abrazarlo y llenarlo de besos, el anciano se volvió a meter al templo sin decirle nada a nadie, todos se dirigieron a una pequeña fogata en medio del bosque a unos diez minutos de la cueva, a medio camino ya se podía oler el asado que seguramente se estaba llevando a cabo, una joven que encabezaba la procesión se dio media vuelta seguramente para terminar de llenar de elogios al joven, pero en lugar de eso grito que corrieran al mismo tiempo que ella emprendió la carrera, todos miraron al cielo y comenzaron a correr pero un niño de tez morena se atraso pues se había tropezado con una piedra, cuando un cubo de un material parecido al plástico se poso por sobre de el, el cubo abrió una pequeña compuerta en su parte central y soltó una especie de red, antes de que esta atrapara al niño el joven de la cabaña lo empujo y quedo envuelto, la red tenia cuatro cilindros en los extremos y al instante que estos tocaron el suelo una fuerza extraña para el joven, seguramente magnética, cerro la red tan fuerte que se encontró tirado de un constado completamente inmóvil, los cilindros comenzaron a elevarse, el niño llorando, trato de evitarlo sujetando la red con todas sus fuerza, el llanto recorría su rostro cuando vio a al joven sonreír y geñirle un ojo, el niño no pudo mas y soltó la red que se introdujo en el cubo.

El joven se encontraba sentado con los pies cruzados cuando sintió que el cubo había detenido su recorrido, la pared en frente de el se abrió y se pudo ver un pasillo de unos quince metros que daba directamente a un cuarto muy parecido, si no es que idéntico, al cubo donde se encontraba, un dolor de cabeza insoportable ataco al joven, una clara orden de que saliera del cubo, se levanto y entro al pasillo, la pared se cerro y el dolor de cabeza desapareció y un ruido parecido al del viento atravesando el bosque se escucho para luego desaparecer a lo lejos, el cubo que lo trajo se había marchado, mientras recorría el pasillo las paredes cambiaron gradualmente de textura y se volvieron completamente trasparentes, se pudo ver una inmensa cuidad llena de pequeños y grandes edificios, todos construidos por estos cubos que también la recorrían por todas direcciones y alturas, había mucha gente caminado por calles de color blanco, los hombres traían puesto un pantalón negro y una camisa blanca con una corbata negra, las mujeres una falda negra que a penas les cubrían los glúteos y una camisa también blanca, pero muy ajustada y con los primeros tres botones desabrochados dejando ver gran parte de sus pechos, no había ni niños ni ancianos y todos se parecían en altura y complexión, todo esto lo vio mientras recorría el pasillo, pues si se detenía el terrible dolor de cabeza aparecía, cuando entro al cubo la puerta detrás de el se cerro por completo, un traje negro se encontraba muy cerca de el cuando el dolor de cabeza lo embistió, pero esta ves no tenia a donde ir, recorrió todo el cubo golpeándolo hasta que sus manos comenzaron a sangrar, volvió su atención al traje, se quito su túnica y se lo puso lo mas rápido que pudo, el traje se asemejaba al de un buzo cubriéndolo de pies a cabeza, el dolor desapareció, trato de sentarse pero el traje lo puso en posición recta con una fuerza impresionante, como si se hubiera echo de metal en unos segundos, las paredes comenzaron a perder color casi desapareciendo, de pronto se encontró en medio de la ciudad que había visto, rodeado de gente y de esos extraños edificios, el sabia que no era posible pues no había sentido el descenso requerido al contrario, sintió como si se hubiera elevado unos cuanto centímetros del suelo, de pronto se puso en marcha siempre llevado por el traje, la fuerza de este le impedía hacer cualquier otra cosa, y así marcho con su traje puesto y lagrimas recorriendo su rostro.

En la sala de juntas todos estaban escuchado al encargado del proyecto mostrando unas graficas en la pared, cuando termino las paredes regresaron a su normalidad, todos aplaudieron pero uno levanto la mano y pregunto – y que a pasado con el sujeto que recibo este adoctrinamiento- el expositor sonriendo y ya recibiendo abrazos de los demás asistentes contesto – después de unos ajustes en su físico, es un miembro activo de la sociedad- y un grito de hurra no se hizo esperar.

El anciano coloco en medio de la fogata un pequeño bonsái marchito, sin ninguna hoja y con el tronco podrido, un montón de personas vestidas de negro formaban un circulo en torno a la fogata, todos, niños, adultos y ancianos, entonaron un cántico que lleno el bosque de tristeza, un niño en especial que se encontraba al frente, tenia la cara llena de lagrimas y sostenía una pequeña hacha en la mano, con tanta fuerza que esta se doblo.

Un comentario sobre “Muerte del árbol”

  1. Relato intermedio entre la ciencia ficción y el realismo mágico. Me gusta la trama pero debes un poco arreglar la estructura gramatical. Tienes una fuerte imaginación muy buena para los relatos. Me ha entretenido la historia y la veo algo así como la magia de un instante hecho aventura. Un abrazo.

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