Nueve y veintiocho

Son las nueve y veintiocho de este día 16 de marzo de 2009. Un momento cualquiera de un día cualquiera. Abro mi diario y lo apunto. A quienes nos gusta escribir diarios a veces nos ocurren estas cosas: que sin saber por qué nos detenemos en un momento cualquiera y lo hacemos trascendente. Nada de especial está ocurriendo en este momento. No es cierto del todo. Sí están ocurriendo muchas cosas importantes.

Me encuentro en la biblioteca de Murcia. Escribiendo al lado de otras personas que también escriben. Más allá hay varios hombres y mujeres que están leyendo. Silencio lleno de silencio. Medito. Cada ser humano es un mundo en su interior. Cada ser humano es una historia completa. Estos hombres y mujeres que escriben a mi lado o leen en silencio tienen una enorme trascendencia y lo mismo ocurre, en estos momentos de las nueve y veintiocho, en muchos lugares de la Tierra.

Pienso en el ser humano. Todos somos totalmente imperfectos. Pienso en cómo a veces los humanos logran grandes hazañas y alcanzan la gloria. En esos momentos es cuando se piensa en la enorme grandeza que existe en la humanidad. Pero a veces los humanos entramos en el área de lo absurdo y hacemos, decimos o escribimos enormes tonterías. Es incomprensible y absurdo. Pero somos así.

Ahora mismo estoy reflexionando sobre mi propio ser. Soy un ser humano imperfecto y a veces tengo aciertos y a veces cometo absurdos y tonterías. Hay una frase sabia que dice: “se aprende mucho más de un error propio que de mil aciertos ajenos”. Es verdad. El mundo está lleno de amigos que nos dan consejos. Es bueno seguirlos. Pero a veces no hacemos caso de esos consejos y caemos. Todos y todas caemos muchas veces en la vida. Lo importante es saber levantarse a tiempo y continuar el camino.

Dentro de un par de horas me voy a ver envuelto en el trajinar de mis actividades diarias. Un mundo lleno de prisas, de ruidos, de cosas por hacer, de proyectos para llevar a cabo, de lucha sin desmayo hasta el cansacio… pero ahora me dispongo a tomar tranquilamente un café y silenciar y serenar el ánimo. Estoy leyendo un libro titulado “Llámalo Sueño” escrito por Henry Roth, un neoyorquino hijo de emigrantes autro-húngaros. Es interesantísimo y estoy aprendiendo mucho con su lectura. Todos los días aprendemos muchas cosas que nos sirven para mejorarnos a nosotros mismos.

Nueve y veintiocho. Un pequeño numero de hombres y mujeres estamos escribiendo o leyendo en la biblioteca de Murcia. Un pequeño número de mundos internos con todas nuestras historias evolucionando en silencio. En otras partes del planeta está ocurriendo lo mismo con otros grupos de personas que escriben o leen en este momento.

Ya llega la hora de dejar de escribir y leer y meterme en el tráfago de las labores diarias. Estoy pensando que esta noche, junto a mis familiares y mis amigos, cuando todo sea relajación y alegría, voy de nuevo a tocar la guitarra y de nuevo a cantar sobre los seres humanos. Porque creo en los seres humanos y creo que llegará un día en que no habrá ninguna clase de barreras ni de fronteras y sólo existirá una sola Patria llamada Tierra. Yo no lo veré. Quizás lo vean mis hijas o los hijos de mis hijas o los hijos de los hijos de mis hijas… pero yo… como dice el título del libro que estoy leyendo (Llámalo Sueño) sigo cantando a ese día en que todos al levantar la vista veremos una tierra que sea libertad, sigo cantando aquello de escucha humano la canción del nuevo día en que todos seamos hermanos y sigo cantando que yo quiero tener un millón de amigos y todos juntos poder cantar.

Nueve y veintiocho de la mañana del día 16 de marzo de 2009. Un momento cualquiera en la vida que no tendrá ninguna importancia para millones de seres humanos pero yo lo apunto en mi diario y sé que nunca lo olvidaré porque este moomento que he compartido en silencio con un pequeño número de personas que escriben o leen me ha enseñado muchas cosas…

4 comentarios sobre “Nueve y veintiocho”

  1. Un día en que todos seamos hermanos…..

    Desengañemonos, eso es una utopia; y como tal irrealizable.

    Conozco muchas familias en que las mayores vilezas y traiciones se han gestado entre hermanos.

    En fin, me encantaría equivocarme y que llegase ese ansiado día.

    Saludos, felicidades por el texto, y que pases un buen día de tu santo.

  2. Nunca he tenido un diario, pero creo que me replantearé el empezar uno, en ocasiones nos vienen cosas a la mente que se podrían plasmar para en otro momento leerlas y aprender de ellas.
    Al igual que estoy aprendiendo de tus sabios pensamientos.
    Caunta razón tienes en todo lo que dices.

    Reflexivo siempre.

    Un abrazo mi buen pensador

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