Nuevo mundo

“Y se acabó el diminutivo, para
mi mayoría en el dolor sin fin
y nuestro haber nacido así sin causa”
César Vallejo

Por debajo de estas gotas de tiempo que envuelven sin sentido el final de un cuento que llega hasta nuestros días, navegaba el instinto de un hombre, perfumado con nuevas sustancias y líquidos, con memoria y regocijo, sintiendo con la piel y el fuego de los ojos el calor que carboniza la sangre y el cuerpo en un pacto lujurioso de locura descabellada. Recorriendo el surco de una anatomía inexperta, entrometiéndose hasta las cruces dentro del templo de sus manos blanquecinas y transparentes; ella jugaba a su lado y él aprendía a quererla. El hombre y su mirada perdida, el juego del atropello singular y de a dos. Ella columpiándose entre fogosa carne y dulce silencio. Los ojos ahogándose en el cielo de la improvisación. El sol manchando la negrura de su espíritu, la calle cercana, murmullo cotidiano y veloz. Descarga las huellas que dejan su andar revoloteando por mares como pájaro en primavera y muerta al rato en el desierto de adioses y palmas continuas y golpes de voz, en silencio. Y nacer es la causa del milagro, y ser es no ser mientras uno sigue siendo y permanece en otro, siguiendo un destino montado en el espejo de quien trata de entrar en su mundo de violetas desolado. Él esperaba lo que nunca había sentido, ella sentía ya no poder esperar. Un remolino de realidad atracó en el ensueño del amanecer, se cruzaron las cartas en la tempestad descolorida de lo que anoche era misterio, particular ilusión, piedra a punto de pulirse, diamante en regalo. El hombre transportándose a un mundo que acababa de descubrir, junto a ella, ajeno a la circunstancia y protagonista de su descubrimiento. Feliz de pertenecer a la esfera de sus huellas, fresco resguardo, tibio beso en la frente despidiéndose de lo que fue. Ella a la sombra, para no incendiar con imposibles su carencia. Él al viento, mientras se deslizaba en derecho y revés a recorrer el mundo que le faltaba.

2 comentarios sobre “Nuevo mundo”

  1. !!Qué precioso, Celeste!!. Cúanta magnitud de ser mientras se sigue siendo y permanecer en otro para seguir siéndolo. A la vez una dicotomía de presencias y un afán de sobrevivencia. !!Me encantó!!.

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