Me encuentro hoy, distentido y diseminado por los cuatro hotrizontes del prevareano, sentado en el Jocay, con Liliana y Eda hablando de pintores y pintura. Eda es una amiga común, pintora, famosa en los hemisferios americanos, que ha expuesto en varias ciudades europeas… y Liliana pinta también como ángel encendido. Y así… recordando la última exposición a que hemos acudido los tres, me recuerdo las escenas infantiles, yo jugando en los talleres conquenses de Torner, Saura y Guerrero… a donde iba llevado por mi tio Rafa y en donde cogí entusiasmo por este sentir anrtístico de enhebrar, en una paleta arrebatada, el sentimiento de una inspiración. Voy a aprovechar, en este verano, las clases de Liliana y Eda para ver si consigo, de una vez por todas, plasmar en pinceles las arrebatadas paletas de mis sensaciones.