Para un felpudo

Quizás esto ya te suene a algo parecido escrito entre los folios de alguna carpeta.

Ninguna atadura es infinitamente más dulce que la libertad,
sin embargo, tu libertad casi infinita tiene fecha de caducidad.
Aprovéchala. Y aprovéchate de no saber cuándo acabará.
Sólo unas pocas cosas podrán ponerle fin, asi que, ¿por qué no te dedicas a disfrutarla en vez de tomartela como una jodida espera?
No esperes nada, sólo vive.
¿No crees que es mejor reírte por el camino?

Quien te corte las alas preferirá ver una sonrisa, y no un felpudo hecho trizas.
Concéntrate sólo en tí y en esos “dos metros más allá”.
Aunque no lo parezca, todos los que están fuera del segundo círculo son prescindibles, y aunque no sea eso lo que creas, es lo que debes pensar.

Antes de ser valiente para morir por eso que tú llamas amor, hay que ser más valiente aún para vivir por uno mismo.
No dejes que sea más fácil acabar rindiéndose al dolor.

Deja una respuesta