La supuesta calma en el Mar de los Sargazos,
sal marina yodada de los espíritus marineros,
hundidos galeones cargados de tesoros del conocimiento,
civilizaciones perdidas habitando las penumbras de sus fondos,
pesadas anclas forjadas por corazones de esencia antigua,
perdidas en sus abisales oscuridades impenetrables.
Cenizas de polvo magmáticas sumergidas ancestrales,
enamorados navegantes perdidos en cantos de sirena,
ciclópeos ojos brillantes enhiestos emergentes,
que desde la orilla les protegen de las puntiagudas rocas,
mareas azules teñidas de blanco níveo por la sal suspendida,
espumeantes oleajes de movimientos leves inquietantes.
Ballenas que surcan cantando sus entrañas de parte a parte,
delfines que saltan desde abajo a su superficie juguetones,
el Capitán Nemo dirigiendo el Nautilus entre sus marejadas,
bestias que huelen a amoniaco de gigantescos tentáculos,
de las que se alimentan en inmersión fantásticos cachalotes,
habitantes submarinos escamosos de fortísimas membranas.
Natatorios impulsores motrices de carnosa hélice plana,
mandíbulas mordedoras vigorosas con fuerza se clavan,
sobre delicados miembros de muchedumbres silenciosas,
sombras gigantes de movimientos plateados inquietantes,
que se desplazan de forma rápida displicente y engañosa,
corrientes submarinas ignoradas de niño y niña malvados.
El clima de nuestra frágil Tierra sufridora despedazan,
movimientos migratorios fulgurantes dolorosos divagantes,
mundo universal de microorganismos en agradable suspensión,
acuoso llanto de vida microscópica tremendamente elaborada,
múltiples formas suben y bajan sus abismos oscuros cavernosos,
ecuación de sabias incógnitas múltiples dificilmente imaginables.
Escamosos de ojos saltones que desde recónditas cavernas miran,
fosas de los abismos negros impenetrables de habitantes tenebrosos,
que portan sus propias luces colgando de terroríficos miembros,
Tritón reinando en su vasto imperio sumergido en el claro azul,
cangrejos violinistas interpretando Las Cuatro Estaciones de Vivaldi,
caracolas marinas llevando en su interior el sonido de los mares.
Gaviotas de espíritu viajero cormoranes elegantes pescadores de sueños,
sinfonias de color que arriban a las acantiladas costas de mi mundo,
serenidad en la playa de mis pensamientos superfluos de amor olvidados,
grotescas formas de coral rojo en construcción enseñandose vanidosas,
infinidad de pensamientos sobre el acuoso elemento líquido marino,
que me atrajo irremisiblemente haciéndome sentir pasión por el mar….
Precioso poema abisal de las profundidades marinas. las cuatro estaciones de Vivaldi rememorando paisajes incógnitos y hundidos en lo más misterioso del mar. Me ha gustado la fuerza del poema y su intensidad dramática. un abrazo colega.
Nos metes en un mundo marítimo que no es el de la playa para bañarse y tomar el sol. Es el mar de las profundidades donde está el palacio de Poseidón, donde las ondinas nadan entre los peces, donde los barcos hundidos presentan una imagen misteriosa y desoladora, donde hay restos de murallas sumergidas testigos de civilizaciones desaparecidas.
Es el mar cantado por tantos poetas, por tantos compositores.
Excelentes descripciones que han conseguido trasportarme a ese mágico mundo azul.Gracias por ser mi Cousteau 😉 Sencillamente,sublime.Un saludo