Abro el libro por la novena página, empiezo a leer un poema, voy por la segunda estrofa; me distraigo con el movimiento de la rama de un árbol en el parque. El libro queda abierto y sujeto por estos dedos delgados y grises en épocas de frío, dedos que quieren aprender a tocar la escritura. Dedos rajados por diminutas incisiones a carne viva en días de viento gélido, de ese invierno alias equinoccio, que cuando le toque regresar regresará en su caballo preferido color blanco nieve niebla.
Sigo distraídamente atento a la actividad de la mente, sigo leyendo en silencio a esas hojas del verano en el parque caluroso, alias equinoccio; colillas alias pitillo, algunas, sí, en el suelo; haberlas las hay.
Verdes esas hojas, en esos árboles, atrapadas en este mundo sin escapatoria, pero a merced del viento, en este recinto de aquí, éste, entre inmóvil y quieto, aunque la tierra gire; parque pateado como cualquier camino caminado; hojas como ésta que está aquí, hojas que van a parar a la tierra, ésta, esta tierra que las sociedades industrializadas y fabricantes no llaman madre.
Sujetas las ramas al elemento madera de grueso tronco, sin que le falte el agua, lluvia y riego a manguera, saliendo de su nido su madriguera un camión cisterna.
Un pájaro canta la canción del ave, otro interviene e irrumpe inteligente, y otro que pasa por allí escucha con atención. Abajo en la tierra, ésta, que muchos y muchas en esta sociedad industrializada con orgullo y algo de soberbia, no llaman madre, una paloma, no sé si mensajera, pero paloma pico tiene, parece despistada, camina de un lado a otro, picotea un afeado pan mendrugo, sucio y cien veces pisoteado, sin aseo, polvoriento, enmohecido, pedazo de pan junto a una Cucaracha, especie de criatura que camina por aquí.
La madera del banco en forma de asiento y respaldo, espera, con ganas de leer poesía…
¡que haberlas las hay!
La seducción, de una distracción, surge de nuevo.
¡Nuevamente una señora!, la señora, hablando con su perro mascota de pelo corto, atado a una correa del tres al cuarto buena correa debe ser.
Es la señora que respeta tanto a los perros, tanto respeto, que los trata de usted, como si fuesen personas, de usted, y la gente se la queda mirando, con educación de academia internacional, con el entrecejo encogido, retraído; escandalizada; con una elegante y envidiable discreción de alta escuela; ¡qué arte!, exclama esta exclamación.
Aparece el vuelo peculiar, de un murciélago, atraído por la tarde que también está permanentemente de paso; y un sol, cualquiera de los que aparecen cada mañana, cualquiera de ellos, ahora descendente, ofreciendo su colorido a esta estampa; tanto si es el sol del Lunes, o el sol del Jueves, cualquiera vale, todos los soles de la semana, se parecen tanto entre sí….
Una poesía que aparece, a una rama temblorosa sujeta a su querido árbol, que nadie, con un mínimo de prejuicios abraza.
Las palabras, escritas, habladas, cantadas, dibujadas, esculpidas, talladas, solfeadas o significadas o simbolizadas, son, no dejan de ser, poetas y poetisas, bellas bellezas entre estrofas.
Pero a veces, surgen esas metáforas de los oscuros valles de la efectiva y exitosa y seductora y poderosa y armamentística, arrogancia.
Tal vez sea poesía un expresivo rebuzno mugido verde sobre pastos de alimento, o tal vez poesía sea el ladrido de un gato que maúlla un quiquiriquí con acento en la última…Y, tal vez, sea poesía ,ver, escuchar, a la cascada bañarse en sus propias aguas cristalinas, espumosas, vertiginosas.
Tal vez el vivir sea hacer y deshacer poesía frágil como la porcelana, frágil como tú, como yo, frágil como la misma fuerza…, tal vez así sea hacer poesía…Como un ganso que cantaba o canta cantará, en alguna granja una metáfora con nubes y riachuelos cercanos, clamando “¡dejadme volar”!…
Tal vez haya momentos, en que la poesía no quiera estar presente, quizá a veces la mente humana sea demasiado dura consigo misma, y la poesía no perdure y se ahogue.
Tal vez, los poemas no quieran estar en cualquier lugar, en cualquier cajón, en cualquier hogar.
Tal vez los poemas necesiten, de vez en cuando, que los escuchen.
MUY BUENO. YO DIRÍA QUE CASI GENIAL. Has logrado tal cantidad de descripciones físicas, somáticas y extraídas del concepto general hasta hacerlas partículas de realidades personales, que me quito el sombrero para felicitarte. Más allá de que sea poema o sea prosa lírica -o “cuasi” lírica- se ve en este texto una inteligencia clara y profunda. MUY BUENO. YO DIRÍA QUE CASI GENIAL.
muy grato leerte,como abrazar a un árbol.
Cuando abrazamos a un árbol estrechamos en nuestro pecho esa cantidad de corazones que han pintado las parejas enamoradas y que han dejado grabados en el tronco para que el mundo sepa que existe el amor.