SONETO LVII
A do inclino los ojos, allí veo
de m’ingrata enemiga la belleza,
i en dulce sentimiento de terneza,
cuitoso, con mi pena devaneo.
¡Cuánto devo en mi mal a mi deseo,
qu’entibia mi dolor con tal destreza,
que, cuando más embuelto en mi tristeza,
descubro lo que busco i más desseo!
Si este engañoso velo de mi daño
no sustentara el pecho, acostumbrado
al perpetuo furor d mi tormento,
ya fuera muerto. Mas, dañoso engaño
que m’enlazas de nuevo en mi cuidado,
¿por qué me huyes más veloz qu’el viento?
Este soneto pertenece a una de las recopilaciones de poemas, titulada “Poesía castellana original completa” de Fernando de Herrera, poeta sevillano, 1534-1597.