Llévame al privado, llévame al privado,
quiero hablar contigo sin interrupciones,
y abrirte la esclusa de mis emociones,
tú y yo, mi cariño, y nadie a nuestro lado.
Para pensamientos extraños y ocultos,
y para la tierna palabra sincera,
mensajes privados están a la espera,
aunque nunca inmunes a gritos e insultos.

Públicas ideas en el grupo abierto:
¡Qué cacofonía de voces y gritos
de multicolores mensajes escritos,
rodando incesantes con destino incierto!
Algunos se pierden y algunos se ignoran,
y otros nos despiertan con suave llamada,
y nuestra respuesta, directa o velada,
saltará a la vista de cuantos exploran.

Llévame al privado, llévame al privado,
quiero hablar contigo sin interrupciones,
y abrirte la esclusa de mis emociones,
tú y yo, mi cariño, y nadie a nuestro lado.
Cántame en privado tu pasión madura,
abre tus secretas puertas interiores
e inunda mi mente con los mil colores
de esa fantasía que vuela en la altura.

Y si acaso llevas el calor humano
de deseos vivos hirviendo en las venas,
vuélcalos, derrámalos a manos llenas,
sepulta con ellos mi cuerpo lozano.
Nadie podrá vernos, nadie podrá oírnos,
tan sólo la noche sabrá nuestro juego,
cruzaremos ambos palabras de fuego,
y nunca hallaremos el momento de irnos.

¿Estás ahí, cariño? ¿Por qué tardas tanto,
respondiendo al flujo de ardientes mensajes?
Quizá estés haciendo furtivos viajes
vertiendo a tu paso tu amor y tu encanto.
Dos o tres privados de infidelidades,
dos o tres canciones a un tiempo cantadas,
almas ofrecidas, luego abandonadas,
y un nuevo teatro de mil soledades.

¡Qué extraño este mundo que acepta la oferta
del ramo de flores de los sentimientos,
y esparce las hojas a los cuatro vientos,
quedando la espina de la ilusión muerta.
Llévame al privado, llévame al privado,
quiero hablar contigo sin interrupciones,
y abrirte la esclusa de mis emociones,
tú y yo, mi cariño, y nadie a nuestro lado.