El pequeño reino de Ugarit existió entre los siglos XIV y XIII a. C. en la antigua Mesopotamia (en la actual Siria). Allí había un paraje denominado Ras Shamra en dónde se descubrieron (ya en el siglo XX) las tablillas de arcilla conteniendo el lenguaje ugarítico. Fueron encontradas en el templo del dios fenicio Baal y en ella al dios se le llama “El Señor” (Hadad). Allí se recoge la lucha existencial habida entre el dios macho Baal (dios de la tierra) y la diosa hembra Yam (diosa del mar). Tierra y mar fundidos en un solo epicentro espiritual.
Otro poema de Ras Shamra contiene la leyenda entera que existió sobre la hostilidad sexual protagonizada por el mismo Baal y su esposa Athirat. Una lucha que acaba cuando él encuentra, por fin, un lugar apropiado para construir un palacio a ella (el templo de Baal en Ras Shamra).
El Olimpo ugarítico (al igual que el muy posterior Olimpo griego) está lleno de dioses y diosas, semidioses y mediosas, héroes y heroínas que alcanzaron la categoría de la inmortalidad divina. Tenemos así, por lo tanto, uno de los primeros indicios históricos existentes de la continuidad de las creencias semíticas que a través de los milenios llegaron hasta alcanzar su esplendor en la Grecia Clásica.
Son estos personajes, por tanto, de los primeros en que se basa el equilibiro cósmico asumido como función divina.
Nota.- Ugarit, antigua ciudad siria situada en la orilla del Mediterráneo, a 16 kilómetros de Latakia (una de las antiguas Laodiceas de las que escribieron los historiadores helenos) junto al tell de Ras Shamra, fue un importante centro comercial y cultural en el II milenio a.C. y un reino vasallo de los hititas entre los siglos XIV y XIII a.C. que fue destruído a principios del siglo XII a.C. por los Pueblos del Mar. En sus baririos de viviendas, palacios y templos, se han descubierto, una vez excavados, archivos y textos literarios; entre ellos muestras de escrtura alfabética fenicia.
Todos estos hallazgos arqueológicos, que son interesantísimos, nos demuestran cómo ya en la antigüedad las migraciones eran bastante comunes. Unas veces por conquistar territorios, otras veces por escasez de medios de vida…
Y todavía hay quien cree que su sangre no tiene mezclas.