Cierro los ojos presionando la mente en un gesto solidario.
El absurdo siempre ha sido el verdadero espíritu de quienes crean,
de los psicoanalizados entre bambalinas, de los poetas de árbol
y café con leche.
Algo se nos va marchando, arrebatado por la mano de quienes son,
de quienes quieren ser, de quienes fulminan la existencia
por un puñado de dólares.
Y cuando nos creemos el centro mismo de un universo,
somos presa del pánico de la falta de arroz, de las plagas humanas,
de los apocalípticos designios de quienes jamás bebieron posos de café.
La vida del humilde, de quien realza lo que tiene con la dignidad
de habitar en las estrellas, siempre es un consuelo.
Los bazares chinos van cerrando sus persianas
con la parsimonia oriental de dragones muy baratos.
Huele a silencio entre los éxitos de los optimistas
y el caminar callado de millones de pies sobre el camino.
4 comentarios sobre “Regreso a las Estrellas”
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La vida se hace en el silencio de los desconsolados. Tu texto, profundo como es en tí habitual, expone amplias razones para quedarse pensando en una orilla del camino. Los pies se mueven hacia cualquier lugar mientras los habitantes de la Tierra se fulminan en los designios de sus espíritus. Debemos regresar a las estrellas para poder de nuevo recomenzar la tarea de construir una propuesta más humana… Un abrazo amigo greko…
No somos el centro del universo y la vida vale más que un puñado de dólares. No sé si hemos aprendido esto con los últimos acontecimientos actuales.
El sueño de estrella estelar cae como estrella fugaz. Espero que no permanezcamos callados, o al menos alguien hable por aquellos que sufren callados.
Buenas tardes … la dignidad del humilde no la conocen ni sabrán nunca de su existencia los dueños del puñado de dólares . Un saludo .
Occidente se duele en cuanto no puede satisfacer el capricho más nimio, en tanto que el Tercer Mundo se muere de hambre.
La falta de arroz, que puede ser una molestia por tener que pagarlo más caro, es una tragedia para los que dependen únicamente de él y de otros cereales, igualmente escasos hoy día. Hay que alimentar a los coches… y a los especuladores.