Súa

Súa es un pequeñísimo pueblo marinero. Aquí hemos almorzado todos juntos antes de salir con el automóvil camino de Quito. Como pueblo marinero que es la especialidad suprema son los pescados que se recogen frescos todos los días, del mar. Yo he pedido de comer una corvina frita acompañada de fréjoles, arroz blanco y un bolón de verde. Con un poco de ají fuerte como a mí me gusta. Fue en México donde me aficioné a los platos picantes. Y este ají es lo suficientemente picante como para recordarme a Tabasco.

Súa. Pequeño pueblecito costeño y marinero. Una calle principal recorriendo la trayectoria del malecón portuario y cuatro o cinco calles transversales, Nada más. Esto es Súa. Diminuto pueblo del Pacífico ecuatoriano. Pero, aún así, hay aquí un pequeño comercio de Internet con dos compùtadoras. A 25 centavos los 15 minutos y 1 dólar la hora.

Mientras los demás hacen unas cuantas compras en la única tienda de ropa que hay en el pueblecito yo entro en el Internet y comienzo a escribir en Vorem. Para contaros que pasarán los años, y los siglos, y los milenios… y en el recuerdo infinito de todas las vivencias de cada uno de nosotros y nosotras, vorémicos personajes de la vida, quedarán siempre plasmadas esas estampas de pequeños y diminutos pueblecitos marineros que todos y todas hemos podido conocer alguna vez durante nuestras existencias.

Háblame del mar marinero y díme si es verdad lo que se dice de él. Recuerdo a Pepa Flores (la pequeña Marisol de los tiempos de Franco) tocando la guitarra y cantando esta canción en la sala de la casa de un amigo común cuando ya se había rebelado de su niñez azul y se había convertido en la roja compañera del ya fallecido Antonio Gades. Y yo con mi sempiterna costumbre de hilvanar momentos vivenciales tan disímiles como lo son la luna y el sol.

Termino por hoy. Fin. Súa. Me llevo una fotografía de tu pequeña bahía.

5 comentarios sobre “Súa”

  1. Dice la milenaria sabiduría china que debe comerse picante de vez en cuando porque da fuerza a la sangre. Esa corvina acompañada de frejoles y el arroz blanco, que tantísimo gusta a los ecuatorianos, habrá sabido mejor al lado del mar… como cualquier guiso marinero de nuestras costas.

    Por lo que cuentas de ese pueblito y su playa, lo debéis haber pasado muy bien.

    Un abrazo.

  2. Muy bien logrado, la estructura de una ciudad porteña atado a su diaria vida marina, invaluable pero rutinaria a la vez, cómo se extraña después de alejarse de su ciudad, con sus mareas y salinidades. Muy propio y nacido, entrañado y sencillo, tanto como el pueblo. Colocando bien el ambiente y la vida vida en Súa, el pequeñísimo pueblo marinero. Saludos a distancia!!

  3. Maravillosa la capacidad de trasladarnos al lugar con tus palabras.

    Ahí estamos todos contigo, en tus pequeñas vacaciones marineras que has ido narrando en capítulos anteriores y en tu parada en el pequeño pueblito de Súa.

    ¡Hasta me supo bien ese platillo picante de pescado!

  4. Muy bonita la descripción del pueblecito marinero. Sigo con gran placer todo el periplo de tus aventuras por América. ¿Cuándo regresas a nuestras Españas?. Un besote.

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