No torcerá su rumbo el noble acero,
ni cesará la intención primera.
¿Por qué tiemblo? Si en la certera
estocada le abatiera, solo fuera suficiente
tapar su boca y escapar entre la noche.
Funesto el destino de quienes vacilan.
No existe amparo ni de cielo ni de estrellas
y en la soledad todo es más amplio, vacío
y huele a eternidad.
5 comentarios sobre “Shakespiriana I”
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Muy bellos versos. Mas… la cobardia es un escalon que nos lleva a ser valientes. Hay que apoyarse en los propios miedos para escalarlo. Un saludo.
Muchas gracias. Somos seres humanos porque habitamos en mitad de las tragedias. Gracias.
Temblamos cuando la eternidad se nos presenta como destino mortal sin más salida que el amparo de la soledad. Amig Greko, hay siempre un instante en el perímetro de la exist5encia en que temblamos bajo el silencio de las estrellas que nos anuncian lo imprevisible pero certero que es el final de nuestra vida.
Precioso Grekosay, tus letras no vacilan. Un abrazo
Funesto el destino que quienes vacilan
Es verdad, sería una eternidad de preguntas…
Saludos!!