SOS del náufrago errante

Hoy mi barca se niega a obedecer mi rumbo. Remo. Remo hacia las islas que tengo perfectamente localizadas en mi hoja de ruta marinera y que sé que voy a ellas con el deseo libre y voluntario de llegar. Pero ¿qué es lo que está ocurriendo hoy?. Todos mis sentidos están atentos y despiertos. Toda mi fe está situada en su punto exacto. Todas mis fuerzas están aplicadas únicamente al camino correcto y… sin embargo… !qué impotencia da ver que no puedo dirigir mi barca hacia allí!. Decidme vosotros, amigos poetas y poetisas del Vorem, si sabéis exactamente cómo poder dominar el rumbo de la barca para llegar seguro allí donde vislumbro y veo las amapolas brillar solemnemente en su humildad profunda bajo la luz de la vida. Decidme, si lo habéis visto, dónde se juntan todos los rayos marítimos del sol en ese punto concéntrico donde se besan con las olas y las almas de todas las cosas.

Sé ir. Sé dónde llegar. Y, sin embargo, !qué impotencia ver cómo la barca se me escapa del rumbo exacto y se me pierde en el torbellino de los vaivenes!. ¿Qué ocurre?. ¿Qué está sucediendo?. Decidme vosotros, poetas y poetisas del Vorem, cómo se puede dominar lo que se sabe que está dominado y, sin embargo, me hace naufragar en las tormentas sorpresivas.

Yo, que he rozado mil veces la muerte. Yo, que he llegado mil veces a la línea mortal y he salido mil veces indemne, ahora tengo miedo. Sí. Tengo miedo. Pero no tengo miedo a la muerte. Hace ya mucho tiempo que dejé de tener miedo a la muerte. Tengo miedo a la vida. Tengo miedo a este insomne deseo de amar aún más a la vida. Decidme vosotros, amigos y amigas del Vorem, si este sueño que es la vida se puede comprender del todo y si se puede sentir y vivir sin temor.

Sueño. Sueño con la vida y las islas de las humildes amapolas brillantes las tengo perfectamente localizadas en la hoja de ruta de mi viaje marinero. Entonces… ¿qué es lo que ocurre?… si estoy seguro de que sé llegar a esas metas ¿porqué la barca, mi barca siempre dócil, se rebela hoy y me hace continuamente llegar a puertos no desados ni buscados ni anhelados jamás?. Tengo clara mi conciencia de la vida. Mi conciencia y a la vez mi consciencia también. Y tengo claro dónde se encuentra el círculo concéntrico donde todos los rayos marítimos del sol se besan con las olas y las almas de todas las cosas… y, sin embargo, soy incapaz de gobernar esta barca que siempre ha sido ligera, suave, humilde y segura.

Estoy cansado. Tengo sueño. No sé cómo explicar a mis compañeros de viaje esta incomprensible paradoja del saber llegar y del perderse inevitablemente en el torbellino. Ahora mismo estoy perdido en medio de la tormenta y con la barca llegando de puerto a puerto no deseado, ni querido, ni anhelado jamás. De puerto en puerto pero no de meta en meta. Y al final me duermo lanzando un SOS de náufrago errante con el ansia de llegar por fin al destino que tengo perfectamente localizado en mi hoja de ruta marinera. Un abrazo y un beso para todos vosotros y vosotras, sinceros compañeros y compañeras de viaje. Me duermo. Sencillamente me duermo. Sé que mañana estoy seguro de que habré despertado de esta insomne pesadilla. Y mientras tanto sólo te pido a ti, mi humilde y profunda esperanza, que no te disipes ni te pierdas en el éter de la nada.

8 comentarios sobre “SOS del náufrago errante”

  1. Gracias Laguna. Te aseguro que seguiré remando como siempre. Gracias por tu comentario de apoyo que no olvidaré. Llegar no es difícil si tenemos la conciencia clara de qué es lo que queremos. Las tormentas pasan y la barca sigue adelante. Otra vez muchas gracias.

  2. !Hola Alaia, preciosa compañera!. Gracias por tu aliento. Si. Es cierto. Las islas de las amapolas siguen estando ahí. Estamos seguros de que podremos algún día vivir en ellas. No hay prisa, Alaia. Ya tengo de nuevo la barca sostenida y el rumbo exacto. Gracias y también un fuerte beso para ti.

  3. Tu fuerza me da la fuerza, Only. Sé que eres hombre valiente, nmoble y generoso. Las tormentas no podrán nunca acabar con mis sueños ni con tus sueños ni con los sueños de nadie que lee, escribe y siente en Vorem. Ya está la orilla cada vez más cerca… y gracias por tu ali0ento generoso.

  4. Con personas como tú, Morgana, es imposible naufragar. Te hago caso. Dejo las rutas trazadas y los mapas aprendidos de memoria. Me dejo guiar, como siempre ha sido, por mi propio instinto y el interno sentimiento de las almas vorémicas. También muchísimos besos para ti y muchas gracias por seguir estando ahí. Se nota tu mensaje de alegría y me vuelve la paz y el ánimo caliente. Siempre te recuerdo, Morgana… y dejaré que la brújula de tu consejo siga siendo la que uso en mis caminos.

  5. Un graffiti de Bs As decía:

    “Si la tempestad te sorprende en medio del mar,
    reza,
    pero no dejes de remar hasta la orilla”

    Ante la tormenta, hay seguir remando. Las tormentas amainan y llega la calma, y los horizontes que nos parecían tan lejanos, resulta que están más cerca de lo que pensábamos.

    No desesperes, ¡fuerza, compañero!

  6. Déjate llevar y verás como te llevan a las amapolas que brillan. Quizás quieran hacerte el camino más largo, pero seguro, merecerá la pena. No hay prisa Diesel, las amapolas brillando te esperan.
    Un fuerte beso. Alaia

  7. Ya sabes, Diesel, que lo único que se puede hacer es… seguir remando. Aunque dude uno de sí mismo (descartando ya las dudas de los demás), que eso es lo que el paso del tiempo nos procura, porque ya se han pasado demasiadas situaciones similares y llega el desaliento. Pero tú sigue remando, confía en quien te ha sacado otras veces de apuros: tú mismo. Nadie mejor que tú, ni por mucho que te quieran ni por mucho interés que tengan en tus cosas, tú y sólo tú eres quién acabará por hacerte llegar a las amapolas.
    Que es lo que te deseo.
    Un abrazo, Diesel.

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