Su caja de acuarelas

De entre todas las cosas que él hizo con sus manos, todavía conservo unas pinzas para los terrones de azúcar o los cubitos de hielo. Están hechas de acero cromado, son muy sencillas, pero de vez en cuando, al abrir el cajón de la cubertería, mi mirada va hacia ellas y las cojo. Siempre me maravilla que no siendo un trabajador del metal tuviera él la habilidad de realizar un trabajo tan perfecto.

Lamentablemente, el juego de café art-déco que también había hecho se ha perdido ya hace mucho tiempo, en alguna de las mudanzas que hemos tenido. Entonces sabía que era un juego de café sin más. No tenía idea siquiera de que existiera un estilo llamado art-déco. El juego acabó utilizándose más bien para la decoración y, con los años, sus piezas fueron perdiendo esa función para convertirse en simples recipientes para cosas diversas, de esas que no se tiran pero que no tienen una utilidad inmediata.

Pero lo que de verdad echo de menos es su caja de acuarelas. La había hecho él mismo, probablemente de zinc, con sus correspondientes divisiones cuadradas para colocar las acuarelas, revestidas de cerámica salvo en la parte superior. Tenía unos veinte centímetros de largo por unos diez de ancho y se podía abrir completamente para que ambas mitades reposaran sobre una mesa.

Cuando él murió, mi tía nos pidió la caja de acuarelas para retocar algo que había perdido color. Era muy aficionada a las figuritas de adorno, por lo que supongo que se trataría de algo así. También puede que quisiera volver a colorear los labios de alguna muñeca de las que había en su tienda de juguetes.

El caso es que devolvió la caja de acuarelas, pero que en algún momento ésta se perdió. Pasó a engrosar la lista de objetos a los que no das importancia cuando los tienes, pero que añoras cuando se han perdido. Pasa lo mismo con los afectos, si no se cuidan y se está atento, pueden perderse en alguna mudanza… de carácter.

5 comentarios sobre “Su caja de acuarelas”

  1. Amiga las pequeñas cosas son los grandes sentimientos lo quer inspiran, es importaante guardar esas pequeñas cosas, tanto fisicas como emotivas y conservarlas para la posteridad, un beso con abrazo incluido

  2. Que hermoso, me has hecho recordar un rincón de mi abuelo paterno y de mi viejo aficionados al pincel, he de atesorar mas esos detalles…gracias por recordarmelo.
    Un abrazo Carlota.

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