Suena… suena…

Suena tu alma gitana
entre notas de jazmín,
con tu cuerpo de madera
y tus cuerdas de carmín…

Suena poniendo en las notas
la alegría de vivir,
y en el patio te abandonas
a quien te quiera sentir…

Te dejas acariciar
sin vergüenza y sin pudor,
por cualquiera que te afine
y te toque el corazón…

¡Qué pena más grande tengo!
Yo te admiro con pasión,
pero mis dedos no pueden
recorrer tus suaves curvas,
con talento y con primor…

Me tengo que conformar
con estar a tu laito’,
dejar volar mis sentidos
y escucharte hasta morir…

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