Me miras en la calma de las horas
en la plenitud callada de mil tardes.
Me sientes entre los últimos sentires del pasado
y el cálido recuerdo de la piel como memoria.
Tan sólo un simple beso,
el contacto más íntimo, la unión callada,
el ser tú y yo al mismo tiempo.
Nada más. Como si el poema fuera un soplo
de viento entre los manzanos.