Te he llorado tanto…
que el espejo me veía
sin reconocer la cara
entre las mejillas blancas
y marcas de rimel en piel.
Te he llorado tanto…
entre cristales nublados
por el vapor de la pena
y las lágrimas tan negras,
que se me rompe el reflejo
de la luz frente al cristal.
Te he llorado tanto…
que ni regando mis ojos
una lágrima divina
en ellos florecería…
Te he llorado tanto…
que no me queda rencor,
se quedó tras esa puerta
que esperaba tu perdón…
Te he llorado tanto…
que aunque quisiera entenderte,
aunque quisiera tenerte,
no podría estremecerme…
Te he llorado tanto…
sin saberlo nadie…
que mi llanto y la tristeza
han sabido caminar
de la mano una con otra
para ninguna sola quedar…