Teatrillo virtual.

Acto I.

Corría el año de… “ni se sabe”.
Unos hermanos se confesaban,
se contaban y se cuidaban.
Se ayudaban, se comprendían
y hasta reían en libertad.

Llegó una chica con aire de inocencia,
era una loba escondiendo su presencia
bajo el disfraz de desvalida y abandonada.
Acaparó toda la atención del hermano,
dejando a solas a la mujer.

Poco a poco fueron llegando
nuevas personas y a todas él ….no podía atender.
Dejó de lado a la primera,
a la más tonta,
la más sincera,
no le ponía flores como las demás.

El se ufanaba entre todas ellas,
que sin su apoyo ella no era “na”
Pasaron días y hasta semanas,
los dos hermanos casi no hablaban.
Pidió le audiencia que nunca había,
tiempo no tenía para escuchar.

Siempre de lado le daba y mentía.
“Mira, no puedo contigo estar”
En realidad él ya no quería
a la hermana que…. reír le hacía.
Por eso un día presa de tristeza
y de abandono por la parte “familiar”
Dio le calabazas,
con él … no quiso nada más.

Dolido estaba por el desaire el “pobre” hombre,
buscó cobijo en la chica joven,
la jovencita le regalaba
todo lo que él quería escuchar.
Hablaron de ella,
le hicieron vestidos
de un verde….. muy verde.
La machacaron hasta la saciedad.

Sin importarles todo aquel daño
que ella tuvo que soportar.
Pero la vida a todos nos pasa nuestra factura
y hoy la chica doliente y sola… está.
“No desees a tu vecino lo que a ti no te ha de pasar”.

Acto II
Pasado el tiempo siguió su camino
en solitario aquella mujer,
Desgranando su vida por valles,
y hasta en los ríos de aguas claras pudo beber.
El conoció a otra pobre chica,
un fallo tenía en su motor (no viene a cuento, no es primordial)
Ella a su vez amistad forjó con la nueva “gallina del corral”
Era la hembra una mala bicha,
con malas artes a los dos engañó.

Haciendo gala de una gran teatralidad
supo ganarse la confianza de la mujer.
Pidió le cosas para su uso,
“No sé hacerlas, regálamelas”,
soy una chica muy desvalida,
ten piedad de mi condición.

Y así llegó a donarle “Cosas”
sin pedirle a cambio… ni una canción.
Por otro lado la susodicha al hombre también engatusó.
Le fue adornando su cabezota
con palabritas que ella “robó”.
Qué creaciones tan bellas tienes,
como me gusta tu buen hacer.
Dijo le así, el hombre aquel.

Pasó un buen día que ellos tomaron conversación.
Habló de su hermana y de otros asuntos
que le llevaron a actuar en consecución
en un momento de decisión.
Contó que estaba en un negocio con unas gentes y lo dejó,
por culpa de ellos,
no se ponían en acuerdos como Salomón.

Era un asunto por el que hubo una discusión.
“Ni pa tí, ni pa mí” y aquello en agua de borrajas quedó.
Así le dijo, así le contó.
Todo mentira, así no pasó.
Y la muy bruja a ella le contó,
a su manera la “verdad“ del hombre.

Fue un lío padre el que allí se armó.
La mujer, de su vida la borró,
no quiso saber de aquella bruja y se lamentó
de haberle dado parte de sus “tesoros”.
La bruja desvarió y en un arrebato a él le plantó.
Le dijo ante todo el mundo lo que pensó.
Y aquí la historia se terminó.

Si es realidad o es ficción…..
Eso depende del buen lector,
que quiera ver en esta historia

Y como si de la serie CSI se tratase,
las pruebas están a buen recaudo.
“Haberlas haigas”
y a su total y entera disposición.

Moralejas a granel:
“No desprecies a nadie, no cuentes cosas que luego te rebotarán”.
“La verdad existe y esa no se borra, diga lo que diga cada cual a se manera”
“Cuidaros mucho de a quién os confesáis”.
“No hagas hoy lo que ayer despreciabas, eso queda muy mal”.

Y por último:
“A todos nos llega nuestro San Benito”
Y usted que lo vea.

Hay que “vé”…hay que “vé”…
Esto parece un culebrón.

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