Tensa como las cuerdas de un violín,
Espero que la tensión remita.
Quiero llegar a mil cosas, ordenar todo,
Hacer, rehacer, retocar, salir, entrar.
Y mientras mi vitalidad sigue intacta,
Pienso en aquellas personas
Que han de sobreponerse a sus dolores,
A sus malestares, y seguir adelante.
Pienso en quien tiene todo difícil,
Mucho más difícil que yo, y eso
Me aparta del camino de la queja
Porque sé que no tengo derecho a ella.
El derecho a la queja, amiga Carlota, siempre está latiendo en nuestras mentes… hasta que encontramos como tú bien dices a personas que verdaderamente son los merecedores de poseer dicho derecho. Sigue con tu vitalidad plena porque muestras la sincera razón de las personas que descubren paso tras paso cuál es el verdadero derecho a la queja.