Tercetilla encadenada – “Sueño real”

Abastado, desbordado
de dolor está mi pecho
porque no estás a mi lado.

El camino es muy estrecho,
con escollos, muy oscuro,
por culpa de lo que he hecho.

Ser traidor es más que duro,
más si se lo es sin consciencia
de que está en juego el futuro.

Pueblo honesto con decencia
entona “La Internacional”
y no extrañes mi presencia.

Tan triste como pasional,
aún mi lucha no declina,
no me he vuelto irracional.

La angustia vuelve cansina
a su morada: mi alma,
que la bebe y la imagina.

Imagina brisa calma,
que abre lenta bellas flores
un capullo en cada palma.

Ahora veo sus colores
que matan el blanco y negro
de blasfemos oradores.

Ahí es cuando me alegro,
pues la lucha continúa
y yo a ella me reintegro.

Hay un duende que insinúa
la caída de un imperio,
eso es lo que lo extenúa.

Voy camino al cementerio
esperando ese momento,
mas, no sé con qué criterio.

¿Estoy triste o contento?
no veo nada, sigue el hambre,
pero ahora hago el intento.

No soy padre de todo hombre,
ni jamás seré su patrón;
por debajo está la cumbre.

Negativo el electrón,
tan negativa su carga
que se vuelve positrón.

La realidad es amarga,
los opuestos siempre juntos
que la muerte nos embarga.

Mis ideas son tres puntos,
son tres puntos suspensivos
en los que no se ven frutos.

Estos versos, extensivos
hago a todos los herejes,
que se creen los dioses vivos.

Que sus dogmas no los dejes
te piden a boca llena
esos ridículos pajes.

Todavía hay gente buena,
que no busca el aplauso
y siempre lleva condena.

Junto a ellos yo me encauso,
atando los cabos sueltos,
las cenizas de un remanso.

Pero hay otros tan resueltos
en matar a la bondad
y aparentar ser esbeltos.

Combato con la caridad
su patética figura,
también su falta de humildad.

Su recinto de cultura,
palacio de la soberbia,
lo vuelve un cabeza dura.

Es el rey el que proverbia,
y como siempre consiguió
el rechazo de una alubia.

Ella nunca lo siguió,
ya no es más una verdura.
Muy rebelde ella se erguió.

Una muerte prematura
le espera a esta vergënza
que premia la cruel basura.

Cuando el pueblo se convenza
de que nada es imposible,
barrerá con la real fuerza
que lo hará ya inextinguible.

Deja una respuesta