Tu rostro es como una centella
de fuego convertido en llama
y a tu rostro es a quien ama
en la noche mi más roja estrella.
Tu rostro es el que destella
en toda la amplitud de la cama
y es el que produce calma
cuando la noche se convierte en bella.
Tu rostro acompañado de las luces
que invaden a la noche de placer
cuando te tengo entera y de bruces.
Tu rostro me enseña a mí las cruces
de esta vida que es mi ser
al que tú siempre conduces.