Un ansia de paz y calma

He sentido el humano dolor de la impaciencia,
la tímida inquietud del abandona,
la soledd prolífica del soñador de nubes.
Nadie me lo dijo al nacer,
ni me colocó en los caminos señal alguna;
todo se forjó en ansias y despechos.
Y cuando Sísifo siente caer su piedra de nuevo,
abatido, mira hacia el cielo y pide paz y calma.
Es el árbol con su inmensa copa,
plagado de ramas que se descubren desnudas
al viento del otoño.
Soy ese árbol, la razón de la naturaleza para
seguir en pie.

Un comentario sobre “Un ansia de paz y calma”

  1. Un aplauso, amigo. La razón para seguir en pie, como tú señalas en tu bello poema, es ese ansia de volver otra vez a intentar llega a la cima de nuestro sentimiento. Impaciencias de camino. Inquietudes de experiencias. Y siempre un sísifo sentido de que estamos nuevamente caminando cuando ya acabamos de caminar… que tu mirada al cielo de todo lo presente siga siempre adelante, Grekosay. Al final de todo el caminar siempre hay otro horizonte continuo.

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