Un encuentro

Caminaba yo por las callejuelas
bajo la tenue luz de una farola,
solitaria en la noche oscura
aterida de miedo y de frio.

De pronto de entre las sombras
surge un Caballero
tocado de capa y sombrero
fajín y botas altas.

De un salto se pone ante mi….
-¿Hacia donde se dirige la Dama solitaria?
Permita que la proteja
no son horas para ir sin escolta.

Sorprendida, ruborizada y emocionada,
petrificada quedé sin saber que decir.
-Me recojo a mis aposentos,
buenas noches tenga usted.

-Ni hablar del peluquín
Permita ofrecerle mi mano,
una Dama tan bella no puede ir sola en esta noche tan negra.
-Gracias Caballero, acepto el frecimiento.

Y entre callejones oscuros
su caminar dispusieron,
palabras intercambiaron
y deseos encendieron.

Y allí, en un rincón se escondieron
dando rienda suelta a los besos,
caricias, arrumacos y ….
La aurora les indicó la hora
de despertar de su sueño.

2 comentarios sobre “Un encuentro”

  1. Caray, Señora. Eso se llama “aquí te pillo y aquí te mato”. Jajajajaja.

    Muy buen poema sobre ensoñaciones al estilo dieciochesco. Me ha encantado.

    Besos, Wersemei.

Deja una respuesta