Un idioma mil

Un idioma mil en tu cabeza,
en la máquina de tu cuerpo,
en la tragedia,
en el desván,
en las desérticas ansias
de no encontrarme. En un perfil.

Un idioma mil
y mil palabras
una.

Un idioma mil
que se disfraza,
que juega a desaparecer
que se muere,
que se escapa.
Un idioma mil
del lunes, del martes,
del abrazo,
de la calle,
de la nota sin timbre,
del balcón.
Un idioma mil el de los
esfuerzos que te cubren,
un idioma que no es el mío.
Un idioma mil sin tu mapa
sin las cifras del recorrido,
sin lugares, sin sombreros.
Un idioma mil frente a las jaulas,
los amuletos, el recreo. La simpleza.
Un idioma mil en los rincones,
en el fuego de la soledad.
Un idioma mil el de los
cercos, los jardines, la compañía
y la ausencia. La miel.
Un idioma mil
mas que un contrato,
un lazo portátil, un emegente
espacial. Un idioma mil
en lo prohibido, lo reseco,
un glacial.
Un idioma mil que sólo
se siente en el no idioma
de la madrugada.
Muchos más idiomas
mil que esbozan el
olvido de no recordar que te recuerdo. Si.
Un idioma sin detalles, mil huecos
apretados, fichas de juego, carne cruzada.
Puerta cerrada.
Un idioma mil el
de tu idioma sin sentido, sin diccionario.
Un tesoro.
Un idioma mil de la desgracia, del
desencuentro. Sin elegir.
Un idioma mil que me cantaba
al oído el eco de tu
intrépida amargura. Un idioma mil
el de nosotros -aquellos- un idioma
mil que no existe, que no habla,
que no necesita de un
idioma
para sobrevivir, que sorprende,
que calla, todo el tiempo. Silencio.
Que aleja, que sofoca, que vive,
que muere.

Un idioma mil el de la
nada.
Como el idioma de hoy.

Azul.

Un comentario sobre “Un idioma mil”

  1. Un idioma mil que globaliza la existencia, presexistencia e inexistencia de las mil palabras de que se compone, recompone y descompone. Todo ello elaborado al mismo tiempo y sin destruir el ritmo. Excelente.

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