Un largo camino.

Cuando la tristeza asome,
en tu camino inagotable,
te mire a la cara y te diga,
vente conmigo a mi reino,
dile tocándote el pecho,
a la altura de tu corazón.

Que sus pesares no son tuyos,
que quedaron olvidados lejos,
entre las olas batientes del mar,
que el camino que recorriste,
desde tu añorada tierra amada,
algún día no lejano lo volverás,
felizmente a desandar de nuevo.

Dile que en tu alma resuenan,
las cantoras caracolas marinas,
que te recuerdan a tu tierra,
y que tu espíritu sigue allí,
entre las verdes umbrías.

Cuéntale que simplemente,
estas siguiendo tu camino,
madurando para llegar a ser,
un ser pleno de armonía,
encantado de sentirse,
como en realidad será.

Dile que vives en lo más hondo,
de los bosques entre los helechos
empapándote del agua de lluvia,
que vives en su tierra soñada,
y que algún día alegre volverás.

Ese día será el más feliz,
pues te quedarás en tu casa,
en el pueblo que te vió nacer,
entre tus gentes añoradas,
quizá ese día llegue pronto,
puede que tengas que esperar.

Pero cuando asomes la cara,
y veas de lejos en la bruma,
tu querido pueblo soñado,
unas lágrimas de alegría,
se precipitarán suavemente,
una a una inexorablemente,
surcando tus rosadas mejillas.

El sentimiento de opresión,
dentro de tu caja torácica,
te dirá que has vuelto allí,
para quedarte y serás feliz,
plenamente sentirás el júbilo,
y habrás llegado en madurez,
con la placidéz en tu semblante,
y la inteligencia plena estará,
en tu maravillada mente.

Solamente esperarás,
por ver a tus amigos,
y nos sentirás venir sí,
hermana y hermano,
nos verás llegar de lejos,
vendremos ambos alegres,
cogidos tiernamente de la mano.

Charlando animados sonrientes,
y vendrás tu corriendo feliz,
a nuestro encuentro,
y nos fundiremos los tres,
en un abrazo apasionado,
llorando de alegria todos,
unidos los tres para siempre…..

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