Quisiera tener otro par de alas, para acompañar en su ascensión, a los otros cientocincuenta y tres pares, que acaban de elevarse en estos días.

Aquí en el suelo el panorama se ve muy triste y desolador. Vivímos en un mundo infame en el que practicamente lo único que hacemos, es aguantar un sufrimiento tras otro. Cuando esta tristeza se te mete, parece vaciarte completamente el corazón. Las lágrimas ya no son capaces de brotar, pues nuestros lagrimales, se han hecho insensibles a tanto sufrimiento.

Cuando una persona no cree en nada como es mi caso, se convierte en un Extranjero, como bien escribió Albert Camus. Pues bién, yo me considero “El extranjero”, soy insensible, soy un alma incapaz de sentir, incapaz de tener pensamientos optimistas. Muchas veces intento ayudar y dar ánimos a los demás, pero no soy capaz de animarme a mi mismo. En mi propia escritura se ve que cuando intento escribir con alegria, siempre se me queda el deje de tristeza y melancolía, que no puedo desechar de mi interior.

Es una gran putada ser inteligente, pues esto te hace ser capaz de discernir, entre lo que tú ves como verdad, o como el mas burdo engaño. Es por esta inteligencia tal vez, por lo que yo no crea ni en Diós ni en la Iglesia, y a veces ni siquiera en el ser humano.

Los políticos los veo, como una especie de embaucadores que viven de engañar y aprovecharse de los demás, a su costa. Que decir de los dignatarios de la Iglesia, que no son capaces de vender las fastuosas propiedades de ésta, para dar de comer a los pobres y acabar con su miseria.

Si Dios existe es el mayor hacedor de crimenes contra la humanidad, pues si estuviera en su mano, debería de utilizar su posibilidad de intervención, y evitar la muerte y el sufrimiento. ?Que padre medianamente bueno, querría que sus hijos sufrieran el calvario, en el que se está convirtiendo ésta vida¿. Si yo fuera ese padre no sería capaz de mirar a mis hijos a la cara.

Ojalá fueramos menos inteligentes, así sufriríamos menos. Moriríamos como los venados, de un tiro en el corazón. En una cacería de ricos que pagan una pasta, por la pieza y por el puesto. Y nos iríamos sin haber dejado ninguna esperanza inconclusa en nuestra alegre vida.

En fin estoy muy apenado, por todas las muertes de estos trágicos dias, y sólo espero que haya alguien ahí arriba, que nos espere con los brazos abiertos de verdad. Aunque sinceramente, lo dudo mucho.

!Que la vida pase, a nuestro lado feliz, y nos sonria.¡……